Charlas

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admin 20/01/2023
Updated 2023/01/20 at 9:45 PM

Miguel Ángel Vargas Q.
**** 7º Piso Dpto. 4
Mi primer trabajo remunerado me lo dio Alfredo, mi hermano, cuando se desempañaba como jefe del Taller de la Agencia Dodge (ahora CAASA), en donde laboré como YVeMe de los maestros mecánicos a quienes entregaba las refacciones que solicitaban para la reparación de los vehículos.
Ahí en esa gran nave de 20 de Noviembre, entre Regato y Laureano Roncal, además trabajaban mi cuñada Martha San Vicente, que luego sería la esposa de Alfredo y mi hermana mayor, Lilia.
Solo fueron unas semanas mientras entraba a la secundaria, pero esos 21 pesos que recibía semanalmente en un sobre blanco grapado, me hicieron feliz mientras duró.
Durante la secundaria, junto con Ezequiel Díaz Torres, vecino del Calvario, nos auto-empleamos vendiendo agujetas para los zapatos, en tienditas de las colonias de la periferia. Un buen negocio mientras tuve esa bici valona prestada, porque recorrer esos establecimientos caminando, estaba más que en chino, así que tuvimos que dejar el negocio.
En ese inter, también tuve trabajos “sui géneris” no remunerados con pesos y centavos sino en especie.
Uno en especial, fue que mi hermano Alfredo me mandaba de la calle Nogal del Calvario, a preguntarle a su novia Martha (luego se casarían), que vivía en calle Urrea de Tierra Blanca, si quería ir al cine. Regresaba generalmente con el si. Pero luego tenia que ir de nuevo, para periódico en mano (El Sol de Durango), preguntarle a cuál cine quería ir. Generalmente eran el Principal o el Durango. De la casa de ella, en Urrea, regresaba de nuevo al Calvario para que me dieran el dinero e ir a hacer fila para comprar los boletos.
Mi pago era, entrar con ellos al cine y compartir lo que él le compraba a Martha en la dulcería. Eso duró varios años y casi todos los domingos que no estaban enojados.
El horario tanto en secundaria como en Prepa y profesional, no facilitaba las cosas para combinar la escuela con un trabajo. El único de la familia que lo hizo desde muy joven fue Ramiro que estudiaba en la prepa nocturna de la UJED y trabajaba en la Moparita, refaccionaria que dependía de la Agencia Dodge.
Sin embargo y gracias a la oportunidad que me dio el periodista Emilio Mattar Cervantes (QEPD), estuve leyendo noticias en la XECK en un noticiario que se trasmitía en vivo a las 23 horas, producido y operado por el Maestro Rafael Silva padre. Eso permitió que un enviado de Televisión Independiente de México (TIM Canal 8), me contactara para invitarme como corresponsal, originalmente para un programa deportivo dominical en donde podría informar de las películas que se estuvieran rodando en Durango y más adelante sobre la fiesta brava que se desarrollaba en la Plaza de Toros Alejandra.
25 pesotes por nota TRASMITIDA, era el pago de esa corresponsalía hasta que se fusionaron TIM y Telesistema Mexicano para formar la ahora poderosísima Televisa.
Aquí debo agradecer el gran apoyo que recibí de Cecilia Torres Larriva entonces directora de Cinematografía del Estado; Hugo Jáquez, propietario de Plaza de Toros Alejandra; Roberto Armendáriz, Marcela Rubiales y más tarde a Ricardo Rocha, Pepe Cárdenas y Joaquín López Dóriga.
Fue entonces que el señor José Pacheco, muy cercano a la Familia Armas Hidalgo, propietaria de XEDU y XEND y posteriormente de XECAV, me invitó a formar parte de un equipo de noticiarios que estaba integrando con Alfredo Gracia Favela, Socorrito Gutiérrez y Mario Carrera. Creo que fue el primer noticiario de radio con un formato profesional que hubo en la historia de Durango.
Había programas de comentarios como el que hacían Antonio Norman Fuentes y René Barbier Galván, en la XEDU a eso de las 13 horas.
Ahí todo el apoyo que nos brindaron Domingo Gurrola, Eleuterio “Tello” Montes, Jesús Aparicio, Samuel Carlos Guillén Reyes, Carlos y Arturo Armas Hidalgo, y por supuesto la confianza abierta de don Carlos Armas Valdez.
Mi presencia en ese servicio informativo del Grupo Armas, me hizo visible para el Prof. Don Salvador Nava Rodríguez, quien, a través de mi entonces gran amiga, futura novia y esposa, Chelito Carrete, me invitó a acercarme a La Voz de Durango que estaba reclutando reporteros.
Por diferencia de minutos, arribamos al edificio de La Voz de Durango, en calle Juárez del Centro Histórico, Mariano Alvarado Martínez y un servidor. Él, “Tecla Veloz”, acompañado por don Gilberto Niebla, periodista y político, uno de los reporteros de la fuente policiaca de ese diario local. Un servidor solo.
Ambos fuimos contratados el mismo día.
Entraba a las big leaguers del periodismo local. Enfrente, el Decano, El Sol de Durango que empezó a sentir competencia al convertirse en diario lo que durante años fue Semanario y con arribo de la moderna rotativa que metía al diarismo local en el sistema offset.
Don Salvador Nava apoyado por Didier Bracho Soto supieron integran un buen equipo de reporteros que relevó a una generación de primer nivel pero que se fueron más por lo político y lo académico: José Ramón Hernández Meraz, Luis Sergio Soto Jiménez, Juan José Burciaga, Guillermo Rodríguez Gallegos, José Refugio “El Tubo” Vargas, entre otros que brillaron en sus respectivas actividades.
De la nueva camada, el decano don Gilberto Niebla, Chava “El Soldado” Vázquez, Eduardo “La Gallina” Castro Romero, Juan Francisco Arroyo, Mariano Alvarado Martínez, Juan Carlos Laynez, Chelito Carrete, Edgar Gurrola, Sra. Guillermina S. de Nava, Tere de Calvillo, entre otros.
Tuve la suerte de, junto con Mariano Alvarado, cubrir en 1974, la campaña del Dr. Héctor Mayagoitia Domínguez, para gobernador del Estado, postulado por el PRI.
Durante ese tiempo de campaña, se trabó una gran amistad con el candidato su señora esposa, María Luisa Prado, y su equipo de mas confianza como el ingeniero Jesús Rodríguez Viedma. Mucho platicamos durante la campaña hasta llegar a convertirnos en colaboradores honorarios de la candidatura de Mayagoitia Domínguez quien, una vez convertido en gobernador electo, me invitó a formar parte de su gabinete.
Originalmente la invitación fue para ser su Jefe de Prensa (no había dirección de Comunicación Social), pero le fui sincero y no acepté porque seguramente los de enfrente, por el decanato, pudrían oponerse y se crearía un conflicto que un servidor no quería. Entonces el ofrecimiento fue para que fuera director del Instituto de Protección a la Infancia de Durango (Ahora DIF estatal), para lo que me declaré totalmente desconocedor del tema tan delicado como es la atención a la niñez y la familia. Finalmente y a sugerencia de su amigo, Chema Guardia, en aquel tiempo propietario del lujoso restaurante de la Zona Rosa, El Caballo de Hierro, me invito a ser el primer Director de Turismo y Cinematografía del Estado. Existían entonces dos direcciones que por disposición del gobernador Mayagoitia, se fusionaron y se agregó la delegación federal de Turismo.
(CONTINUARÁ)

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