Durango, Dgo.
El Centro de Negocios de la Universidad Juárez del Estado de Durango (CN-UJED) realizó un estudio sobre el efecto de las clases virtuales (a consecuencia del confinamiento ocasionado por la pandemia de COVID-19) en el desempeño académico y emocional de los estudiantes de la UJED, pues a casi dos años de que nuestros hábitos han cambiado de manera drástica, la educación universitaria no ha sido ajena a las coyunturas de la actual demanda.
El impacto de la pandemia en la educación llegó de manera inesperada, sin dar oportunidad a un plan de acción, lo que impuso a los profesores actuar sobre la marcha y dar lo mejor de sí, a pesar de las limitaciones, obligando a la comunidad académica a explorar nuevas formas de enseñar y aprender, incluida la modalidad virtual.
La incógnita ante esta coyuntura, además de la brecha de educación, es el sentir del estudiante por esta forma de aprendizaje aislada de su comunidad universitaria. La Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED) se ha enfrentado a este reto, al igual que todas las universidades del mundo, buscando siempre el bienestar para su personal y estudiantes, tomando medidas extraordinarias para así garantizar la continuidad académica.
Es sabido que el ambiente de aprendizaje es fundamental en el proceso educativo; sin embargo, en el contexto de la educación a distancia ese ambiente se transforma radicalmente, considerando las condiciones físicas y de conectividad, así como el apoyo de maestros y compañeros. Algunas condiciones para el aprendizaje en casa tienen que ver con si los estudiantes tienen un lugar cómodo para sus actividades escolares, para concentrarse, el contacto con sus profesores y compañeros.
Los resultados de este estudio mostraron que el 69 % de los estudiantes se siente ansioso o estresado, y en menor porcentaje cansados, molestos o frustrados, aburridos, tristes o deprimidos y, finalmente, asustados o preocupados.
Se valoró también la disponibilidad de dispositivos de pantalla mediana (computadoras o tabletas), de teléfonos celulares, el acceso a internet desde el hogar, la calidad de la conexión. Se encontró que el 41 % de los estudiantes dedican de cuatro a seis horas a sus actividades escolares, en tanto que el 31 % dedica de siete a diez horas.
La guía del maestro en sus estudiantes demandó de una nueva forma de comunicación, una actualización en su forma de enseñar a través de la tecnología. Los estudiantes evaluaron esta preparación ante la nueva forma de impartir clase y concluyeron que el 68.9 % de los maestros tiene un buen uso y manejo de las plataformas y valoraron con un 8.0 el desempeño de sus profesores.
Esta evaluación también puso de manifiesto que más de la mitad de los estudiantes están conformes con el tiempo de conexión que tienen con sus maestros y consideran adecuadas las estrategias de aprendizaje que emplea, entre las que se encuentran las exposiciones virtuales o videoconferencias, el envío de trabajos y tener tiempos disponibles para resolver dudas.
Definitivamente, la impartición de clases por medios virtuales fue la opción más viable a la que se tuvo acceso durante el confinamiento, dadas las condiciones que se impusieron repentinamente, aunque la premura tomó desprevenidos a instituciones, estudiantes y maestros, pues no todos se encontraban preparados al mismo nivel en cuanto a recursos y posibilidades para enfrentar los cambios de la mejor forma; sin embargo, a dos años de distancia se siguen haciendo esfuerzos para conseguir que los estudiantes reciban una formación de calidad e integral en medio de tantas limitantes, y que aquellos que sufrieron algún atraso por no contar con los medios suficientes para seguir sus clases en línea, puedan recuperar la mayor parte de los saberes expuestos durante ese tiempo.
