“Carne”, tragedia contemporánea

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admin 22/02/2023
Updated 2023/02/22 at 7:15 PM

Proceso
Los secretos del pasado salen a la luz en el momento que menos se les espera. Las vueltas de tuerca de una historia truculenta develan el traspatio de una familia que aparenta estabilidad, amor y cordura. Los personajes se transforman, y el espectador experimenta diferentes estados emocionales y sorpresas que apenas puede creer.
La obra de teatro Carne de Reynolds Robledo, bajo la dirección de Enrique Singer, saca a la luz lo que los personajes esconden, lo que guardan en silencio y les carcome el espíritu; lo que han llegado a negarse ellos mismos. Un melodrama trágico que conforme avanza la obra, se oscurece cada vez más.
La historia se desarrolla en la cocina de la hacienda de los Arango. Román le ha organizado una fiesta sorpresa a su esposa, una actriz retirada, harta de la falsedad y las mentiras que ha arrastrado en su vida. A la manera de La señorita Julia de Strindberg, todo sucede en la intimidad que sugiere una cocina mientras afuera está la gran fiesta. Se visitan rincones de la memoria, se debaten traiciones y contradicciones; hay furia y contención.
En Carne, como en las tragedias griegas, la fatalidad sucede en el exterior, y en el escenario vemos sufrir a los personajes por aquellos actos: retarse, sublimarse o buscar la redención. Las verdades emergen poco a poco y los equívocos llevan a la muerte de unos o el sacrificio de otros. Las acciones del pasado hunden a los personajes como piedras atadas al cuello para caer sin que nadie lo pueda evitar. Porque sus pasiones los dominan, los destruyen, y fracturan a quienes los rodean.
Nailea Norvind, Hernán Mendoza, Jesusa Ochoa y Adrián Ladrón son los actores y actrices que encarnan a estos personajes, capaces de transmitir la evolución de cada uno de ellos; su complejidad y contradicciones. Con energía, construyen un universo de intensas emociones. Nailea Norvind proyecta una mujer fuerte y apasionada que, por el desencuentro con su esposo y su pasión secreta, busca otros caminos de realización y venganza. Al igual que Hedda Gabler, como ella lo comenta, trabaja el hartazgo matrimonial y la destrucción. Su contraparte, Román, su esposo, tiene la cara de la alegría y la amabilidad, el amor desmedido hacia ella y el poder. Le organiza una fiesta contra su voluntad y ejerce una violencia normalizada hacia la familia, sin conciencia y remordimientos. Ambos comparten esa pasión egoísta que pasa por encima de los demás y que ciegamente la siguen sin importar las consecuencias. Es en este presente que padecerán por su pasado.
Abigail es la adolescente que desde la ingenuidad quiere descubrir el deseo. Jesusa Ochoa logra transitar por los diferentes momentos que vive su personaje. Su capacidad de transformación nos muestra la alegría y el coqueteo, el impacto de la violencia, el descontrol emocional, el trauma, el dolor y la necesidad de protección. Adrián Ladrón, a partir del autocontrol y la pasividad, hace visible a un ser atormentado que lucha contra sus emociones y naufraga en el intento.
Las proyecciones en ese escenario gigante e innecesario también distraen y se convierten en una repetición de las pasiones que se van descubriendo; las metáforas evidentes y los adornos estorban al drama.
Carne es un melodrama trágico que, desde la acertada mano del director y la fuerza dramática del autor y los actores, nos llevan por un remolino de acontecimientos que hacen que la historia gire y gire sin cesar hasta caer en el lodo del sufrimiento colectivo. Es una obra de gran calidad escénica, producida con el estímulo fiscal Efiartes a través de Lobo Producciones y Península Films. Se presenta lunes y martes en el Teatro Helénico.

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