No había celulares, ni tablets, no existian los vídeo juegos, nada nos impedía ser felices
Por: Geraldo Rosales
Durango, Dgo.-
Aquellos dias del niño en los 70s y 80’s eran únicos e inolvidables, después de la navidad o de dia de reyes, era el día más esperado durante el año. Desde que uno se despertaba ers como si fuera un cumpleaños más, nuestros papás eran cómo siempre los primeros en felicitarnos con música infantil de fondo.
Luego el desayuno , breve , porque en la escuela nos tenían preparada una fiesta, ese día no había que carga la pesada mochila, ni llevar la tarea hecha y ai era lunes tampoco había que llevar el pulcro uniforme, solo era ir y presentarse y disfrutar de un auténtico festejo.
Al llegar a la escuela por lo general era presentarse en el salón de clases donde la maestra nos daba alguna indicación, por la bocina de cono de la escuela, se escuchaba música, el gran patio se conviertia en cancha de fútbol y todo mundo corría como si fuera un recreo grandote donde no teníamos que esperar a sonará el timbre.
Luego venía el tiempo de quebrar la piñata que por lo general era una por grupo, luego comer una suculenta ensalada de pollo y galletas saladas, agua fresca o refresco sin faltar el riquísimo pastel.
En ocasiones había función se cine en un salón de clase o algun show de payasos magos o un ventrilocuo, había también concurso entre los alumnos cómo carrera de costales, juego con aros y el clásico de las sillas, ese en dónde se daba vueltas al rededor y perdía quién se quedaba sin silla.
El DIF de ésos entonces, llevaba jueguetes para regalar a los niños como pelotas de plástico, bate con pelotas de hule, muñecas, juegos de té, carros, camiones, canasta con pelota de básquetbol (de plástico también) y pistolas de corchos.
Ese día recuerdo también que en el centro de la ciudad se realizaban actividades para los niños, los negocios tenían algúna botarga a las afueras de sus locales regalando globos.
Otros negocios regalaban una rebanada de pastel a los niños mientras que más adelante algún payaso o mago regalaba cupones para canjear por comida, algún juguete o boletos para el cine, función de lucha libre o algún círco recién llegado a la ciudad.
Hoy ya no hay nada de éso, quienes vivímos en ésos tiempos seguimos atesorando ésos días del niño en nuestro memoria, entonces no había celulares, ni tablets, no existian los vídeo juegos, nada que nos impidia ser felices, lo material no importaba tanto porque sólo con un aguinaldo… uno era muy feliz.
