Por Angel Castillo
Mazatlán, SIN.
El grupo de ciclismo Correcaminos Bike ha vuelto a demostrar su pasión y resistencia al completar su décimo octava travesía, un recorrido de 320 kilómetros que llevó a más de 100 ciclistas desde Durango hasta Mazatlán. Durante dos intensas jornadas, los participantes enfrentaron todo tipo de desafíos, desde caminos traicioneros hasta condiciones climáticas cambiantes, pero lograron superar cada obstáculo con determinación.
La segunda jornada comenzó en el poblado de La Ciudad, donde el amanecer aún no despuntaba y los ciclistas debieron prestar especial atención a la carretera. Los constantes deslaves en el camino requerían una concentración máxima, mientras avanzaban en medio de la oscuridad y las penumbras de la madrugada.
Aproximadamente a las 6:30 de la mañana, los primeros rayos del sol comenzaron a iluminar el imponente Espinazo del Diablo, un tramo icónico del recorrido. Los ciclistas aprovecharon este momento para capturar fotografías del paisaje, inmortalizando su paso por uno de los puntos más emblemáticos de la travesía.
La jornada continuó con una combinación de exigentes cuestas y vertiginosos descensos, que pusieron a prueba la resistencia física y mental de cada ciclista. La intensidad del recorrido no disminuyó en ningún momento, y a medida que avanzaban hacia su destino, las condiciones climáticas también variaron. La lluvia hizo su aparición en la última parada antes de llegar a Mazatlán, brindando un alivio momentáneo a los ciclistas que, a esas alturas del día, ya sentían el impacto de pedalear bajo el sol abrasador, con temperaturas que alcanzaron los 36 grados centígrados.
Finalmente, después de los últimos kilómetros, el grupo alcanzó el punto culminante de la ruta: el ingreso al malecón de Mazatlán. La emoción fue palpable al ver cómo los ciclistas celebraban su logro con gritos de júbilo y sonrisas de satisfacción, conscientes de haber completado una de las travesías más emblemáticas de su calendario.
La llegada al Holiday Inn, donde los familiares y amigos esperaban ansiosos, fue un momento cargado de emoción. Abrazos, lágrimas de alegría y expresiones de orgullo cerraron con broche de oro esta aventura. El éxito de esta travesía no solo refuerza la cohesión del grupo, sino que también destaca la tenacidad y el espíritu de superación que caracteriza a los Correcaminos Bike, quienes ya comienzan a soñar con su próxima gran aventura.
