Por Gonzalo Martínez
Algo inusual está ocurriendo en el Atlántico y ha desconcertado a meteorólogos de todo el mundo. El meteorólogo Ryan Maue resumió el fenómeno de manera sencilla, “los trópicos del Atlántico están completamente rotos; no pueden producir tormentas tropicales, a pesar de que los océanos están extremadamente ‘recargados’ por el clima”. Maue, incluso, fue más allá al afirmar, “nuestros modelos ya no funcionan […] Esto no es normal”.
Entonces, ¿qué está ocurriendo en el Atlántico? Algunas cosas ya las conocíamos, como el polvo del Sáhara. Este fenómeno es bastante común, ya que cada año, más de cien millones de toneladas de polvo mineral son arrastradas desde el desierto del Sáhara hacia América Central, como explicó Yurina Celdrán.
Este polvo desempeña un papel crucial en la fertilización de grandes áreas del Atlántico y en la estabilidad de los ecosistemas oceánicos. Además, seca y estabiliza el aire sobre el océano, aumenta la cizalladura del viento y dificulta la formación y crecimiento de huracanes.
Sin embargo, hay más factores en juego. Como señaló Maue, “la circulación del Atlántico nororiental sobre la fría corriente de Canarias ha permitido que el aire seco penetre aún más profundamente en los trópicos”, algo que no se había visto en los últimos 50 años. Esto es especialmente llamativo porque los expertos llevaban meses anticipando una temporada de huracanes muy activa. Sin embargo, lo que estamos observando podría ser un cambio mucho más profundo de lo que parece.
La atención ahora está en el Sáhara, pero no solo por el polvo. En los últimos días, todos los modelos meteorológicos coinciden en que el desierto del Sáhara experimentará un episodio anómalo de lluvias, algo que no se había visto en más de 50 años, con acumulaciones de hasta un mil por ciento de la cantidad habitual de agua en agosto y septiembre.
Aunque los modelos actuales descartan que esta incursión monzónica llegue a la península ibérica, la posibilidad ha estado presente en los últimos días. Y los meteorólogos se preguntan si esta “anomalía” podría volverse más frecuente.
¿Y si la zona de convergencia intertropical se desplaza? La atmósfera del hemisferio norte se puede entender como un ‘sistema de franjas’. Sobre el ecuador, se encuentra la zona de convergencia intertropical, una franja de bajas presiones donde convergen los vientos alisios de ambos hemisferios. Esta zona se desplaza hacia el sur durante el invierno boreal y hacia el norte en verano, lo que explica en parte las variaciones en los regímenes monzónicos.
En los bordes de esta zona de convergencia se forman las células de Hadley, sistemas de altas presiones que mantienen la estabilidad atmosférica y son responsables de las grandes regiones desérticas del planeta. Los expertos temen las consecuencias de un posible desplazamiento de esta zona hacia el norte, algo que ya está ocurriendo.
Según el sexto informe del IPCC, desde 1980 se ha constatado la expansión y el desplazamiento hacia el norte de la célula situada en el hemisferio norte. Esto podría provocar que los ciclones tropicales se desplacen hacia latitudes más altas, un fenómeno que quizás ya estamos observando, y podría conducir a la subtropicalización de las regiones mediterráneas.
Este desplazamiento implicaría la expansión de la “banda de aridez” (más sequías, calor extremo e irregularidad en las lluvias), pero también más intrusiones monzónicas cerca de la península ibérica. Aunque es pronto para sacar conclusiones definitivas, la situación es lo suficientemente inusual como para que estemos atentos a lo que pueda suceder en el futuro próximo.