EL LEGADO DE MARIO VARGAS LLOSA

Amaury Carrola
Amaury Carrola 07/10/2025
Updated 2025/10/07 at 12:18 PM

José Miguel Castro Carrillo

Mario Vargas Llosa dejó un legado en la literatura, el pensamiento liberal y la crítica política, marcando profundamente el debate en América Latina. Sus grandes novelas, ensayos, memorias y cuentos tienen una vida propia, más allá de quien supo que su vocación era la literatura y la responsabilidad con el idioma y la verdad.
Su ideario invita a una reflexión profunda sobre la trayectoria ideológica y moral de un hombre que se consagró tanto a las letras como a la batalla de las ideas, que parte de la realidad y se imbrica con la imaginación para entregarnos lo más concentrado de la certeza en el mundo tan lleno de mendacidad y estupidez.
En sus inicios, el pensamiento político de Mario Vargas Llosa estuvo marcado por el idealismo de izquierda, y como tantos intelectuales de su generación, vio en la Revolución Cubana de 1959 una promesa de justicia social y libertad antiimperialista.
En Perú, simpatizó con reformas nacionalistas de corte izquierdista, como las del general Juan Velasco Alvarado en los años 60, creyendo que podían redimir las inequidades históricas. Aquel Vargas Llosa juvenil se asumía como un “escritor comprometido❞ al estilo sartreano, convencido de que la literatura y la política debían aliarse para transformar la realidad.
Con el paso de los años, fue confrontando las sombras de aquello que había idealizado: la censura, el dogmatismo y la deriva autoritaria de los proyectos revolucionarios. El famoso caso Padilla en 1971, cuando el régimen castrista encarceló a un poeta crítico, fue un golpe moral que contribuyó a su desencanto. Gradualmente, el escritor peruano se distanció del comunismo y del socialismo latinoamericano. Llegó a lamentar públicamente sus antiguos fervores revolucionarios, al reconocer que en nombre de utopías se estaban perpetuando nuevas formas de opresión.
Su conversión al liberalismo fue paulatina, poco a poco fue abrazando los valores del individualismo democrático, el Estado de derecho y la economía de mercado como motores del progreso. Para la década de 1980, ya se declaraba abiertamente un liberal convencido, crítico tanto del autoritarismo militar como del marxismo leninista. Ese giro ideológico alcanzó su expresión más visible en 1990, cuando se postuló a la presidencia del Perú defendiendo un programa de reformas liberales y modernizadoras, intentó llevar a la práctica sus ideas políticas, presentándose como alternativa democrática frente al surgimiento de nuevos populismos autoritarios en la región.
Tras su incursión electoral fallida, Vargas Llosa no abandonó la arena pública: continuó ejerciendo influencia a través de columnas, ensayos y pronunciamientos sobre la política latinoamericana. Se erigió en uno de los referentes del pensamiento liberal latinoamericano, denunciando sin tregua las derivas autoritarias tanto de izquierdas como de derechas.
También, alzó su voz contra dictaduras militares y caudillos populistas defendiendo siempre la democracia liberal como valor supremo. Este activismo intelectual le ganó detractores encarnizados que lo tildaron de “neoliberal” o “traidor a la patria grande”. Al mismo tiempo, consolidó un núcleo de admiradores que ven en él a un guardián de la libertad.
La obra literaria de Vargas Llosa está impregnada de reflexiones sobre la libertad, el poder y la verdad y más allá de la ficción, fue un ensayista prolífico que articuló con lucidez su visión del mundo. A través de sus ensayos y escritos, Vargas Llosa dejó un corpus de ideas que complementa su obra narrativa y esclarece los fundamentos de su pensamiento.
Es tiempo de releerlo.

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