ADOLESCENTES: VIDAS TRUNCADAS

Amaury Carrola
Amaury Carrola 19/09/2024
Updated 2024/09/19 at 9:57 AM

José Miguel Castro Carrillo

Con la llegada de la adolescencia el cuerpo sufre una serie de cambios físicos, psicológicos y sociales que van a provocar un antes y un después en la persona en sí, sobre todo, porque muchos adolescentes inician su vida sexual sin dejar de ser niños.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), 16 millones de mujeres entre 15 y 19 años, y aproximadamente 1 millón de niñas menores de 15, dan a luz cada año y México tiene el primer lugar a nivel mundial.

Nuestro país tiene una tasa de fecundidad de 77 nacimientos por cada mil adolescentes de 15 a 19 años de edad, y 23% de las y los adolescentes inician su vida sexual entre los 12 y los 19 años. De éstos, 15% de los hombres y 33% de las mujeres no utilizaron ningún método anticonceptivo en su primera relación sexual, por lo que aproximadamente ocurren al año 340 mil nacimientos en mujeres menores de 19 años. En el último año, 11 mil 512 niñas entre 10 y 14 años pasaron a ser madres y lo más delicado es que 318 tenían 10 años de edad.

El embarazo adolescente pone en riesgo la salud de la madre y del recién nacido Cuanto más joven sea la madre, mayor el riesgo para el bebé, por lo que las estadísticas a nivel mundial de las complicaciones durante el embarazo y el parto son la segunda causa de muerte entre adolescentes de 15 a 19 años.

Esta situación afecta negativamente la salud, la permanencia en la escuela, los ingresos presentes y futuros, el acceso a oportunidades recreativas, sociales y laborales especializadas y de calidad y el desarrollo humano. Además del embarazo, tener relaciones sexuales sin protección implica un riesgo permanente de adquirir una infección de transmisión sexual.

De igual manera, los recién nacidos de madres adolescentes tienen una mayor probabilidad de registrar peso bajo al nacer, con el consiguiente riesgo de presentar efectos en la salud a largo plazo.

A pesar de que existen servicios de salud que buscan cubrir las necesidades de los adolescentes, pero es importante reconocer que los jóvenes no acuden a ellos por métodos anticonceptivos, y que no cuentan con una orientación especializada sobre este tema.

La adolescencia debe ser una época de aprendizaje y diversión, por lo que la educación es el mejor anticonceptivo y este tema debe abordarse a edad temprana donde se incluyan programas sólidos basados en evidencia sobre educación sexual en las primarias y secundarias.

Por ello, se desarrolló la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes (ENAPEA), producto del trabajo conjunto de 16 dependencias del Gobierno Federal y de la participación de organizaciones de la sociedad civil, de organismos internacionales y de personas expertas del ámbito académico, en esta temática.

El objetivo general de la ENAPEA es reducir el número de embarazos en adolescentes en México con absoluto respeto a los derechos humanos, particularmente los derechos sexuales y reproductivos. Sus dos grandes metas son reducir el embarazo en adolescentes, por lo que se plantea disminuir a cero los nacimientos en niñas de 10 a 14 años y reducir en un 50% la tasa especifica de fecundidad de las adolescentes de 15 a 19 años para el año 2030.

Este problema es de todos, y es a nivel familiar la principal área donde se debe trabajar para fortalecer las relaciones entre padres e hijos, así como la confianza con sus hijos para que sea en el seno familiar donde se despejen todo tipo de dudas por parte de los jóvenes respecto de temas de sexualidad.

De esta manera, podemos evitar que más adolescentes sigan teniendo embarazos que en muchas ocasiones son complicados y que ponen en riesgo la vida de la menor y del producto, truncando además su futuro y sus posibilidades de éxito en la vida, es momento de prestar atención a los jóvenes y reconsiderar su función dentro de la sociedad.

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