Almacenes, tiendas de abarrotes y lo que la historia enterró

Enrique Saenz
Enrique Saenz 06/11/2023
Updated 2023/11/06 at 9:21 PM
-Unas de las formas antiguas que siempre han prevalecido para subsistir, sin duda son los comercios, actividades económicas que por mucho tiempo ocuparon a los duranguenses

Por Geraldo Rosales

Durango, Dgo.

Algunos mercados y tiendas de abarrotes siguen en pie, aun con la llegada de los consorcios comerciales que dieron un golpe para lo que un día fueron estos lugares de tradición. Por allá por los años 70s y  80s  Mi Casa, Soriana, Astra y Gigante, fueron los que se encargaron de quitarle más clientela a estos lugares, una de las ventajas que tenían estas grandes tiendas comerciales era que el mismo comprador podía escoger, tocar, ver y observar su producto, comparar precios, marcas, sonido ambiental, lugares iluminados, cosas que hasta hoy prevalecen en este tipos  tiendas de autoservicio (algunas ya desaparecidas), además estacionamiento, modernidad, competitividad, calidad en el servicio, que fueron otros de los factores que hicieron que la gente optara por no acudir más a los mercados o tiendas, llegando después Waltmart, Sams, Chedrahui, Al Super y Ley, entre otras.

En cuanto a las tiendas de abarrotes, muy pocas ya y las actuales tiendas de barrio, su gran competencia ahora son las cadenas Oxxo, Extra y las Farmacias Guadalajara, las cuales se fueron adueñando de las esquinas no solo del centro histórico, sino también de los barrios, fraccionamientos y colonias, con la ventaja de vender las 24 horas al día ofreciendo un surtido amplio de víveres según sea la necesidad de la gente. De la tienda de abarrotes al mercado hay mucha historia, hay muchos recuerdos y hay también la esperanza de que algún día la modernidad muera y todo vuelva a ser como antes. 

Unas de las formas antiguas que siempre han prevalecido para subsistir, sin duda son los comercios, actividades económicas que por mucho tiempo ocuparon a los duranguenses, las famosas tiendas de abarrotes en las cuales vendía de todo desde un jabón de barra, hasta petróleo para los quinqués, o en su defecto  pilas para los que tenían lámparas, el piloncillo era uno de los dulces que más se vendían y qué decir de las galletas sueltas las cuales se entregaban en los famosos cucuruchos de papel, al igual que la colación o dulces a granel, velas, café, arroz, azúcar , harina para las gorditas o “panochitas”, mantequilla, chile curtido, cerillos, manteca para guisar los frijoles y huevo y los cigarritos que no podían dan faltar en estos comercios, muy populares en las colonias y en los barrios .

 Para los años sesenta, se observaban oficios como carbonero, lechero, afilador, hojalatero, Zapatero, algunos de estos ya desaparición y otros persisten aun con el pasar del tiempo, las tiendas de barrio por muchos años, la cuales fueron sustituidas por el tiempo y la modernidad, estas tiendas o comercios fueron también fuentes de trabajo, personas que iban desde el llamado “Aprendiz” el cual no ganaba dinero  durante un tiempo y por no tener  conocimientos, pasado un tiempo pasaba de ser aprendiz a oficial, ya con un salario semanal, es decir aun en estas tiendas también se pida subir de puesto.

Otros de los personajes de estos comercios era la persona del mostrador quien cuidaba al patrón “El changarro”, desde el dinero hasta ver lo que se iba surtir, tenían autorización de ciertas cosas, en lo que si no podían decidir era en el “fiado”, eso se negociaba directamente con el patrón quien permitía que le pagaran en la quincena o en la semana según era el caso y apuntar en un gran cuaderno a las personas que día a día sacaban manando y se les apuntaba en un cartón. Cuando por una razón la tienda cerraba definitivamente a las personas de mostrador solo se les notificaba sin ni siquiera darles las gracias.

Estos  pequeños comercios que se encontraban en las colonias o barrios se surtían de grandes  almacenes o los conocidos mercados, con una más amplia variedad de productos como cerdo, res, pollo, limones, trigo, plantas medicinales, entre otros, los mercados constituyeron una forma de vida, donde se aglomeraban todo tipo de mercaderes que ofrecía sus productos a locales y viajeros, el mercado Gómez Palacio ubicado en el centro histórico de la ciudad se convirtió en uno de los puntos más importantes para adquirir diversidad de mercancías que las tiendas en aquel entonces de abarrotes no podrían ofrecer.

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