Texto y fotos: Geraldo Rosales
Durango, Dgo.
Las riquezas con las que cuenta nuestra ciudad son inagotables, muchas de ellas están al alcance de la vista aunque para muchos pasen desapercibidas como la Catedral de Durango que en su exterior nos ofrece de entrada su arte barroco, sus dos enormes torres con la ya famosa “Monja de la Catedral”, el enorme reloj que data de 1887 y de fabricación norteamericana que da la hora y los Ángeles de cantera, estos últimos custodios que vigilan por las diferentes calles con que colinda la enorme edificación.
La palabra “Ángel”, derivada del griego “angelos”, significa mensajero, y es el nombre genérico de un grupo colectivo de seres, ciudadanos del espacio interior, cuyas responsabilidades incluyen la organización armoniosa del universo habitado, generalmente estas figuras se pueden apreciar aún más en atrios y torres de algunos templos de Durango
Lo que es el nuevo edificio de la Catedral se comenzó a construir en 1635, y aunque se dio por concluida parcialmente en 1713, la obra se terminó entre los años de 1841 y 1844, fecha en la que se concluyeron los altares y en que el templo fue consagrado. En su fachada, de sobrio estilo barroco, resaltan las columnas salomónicas del segundo cuerpo, los monogramas de María en el remate y la cruz de hierro forjado.
Sobre el techo pueden se puede apreciar un sinnúmero de ángeles de cantera y mármol blanco, no se sabe realmente si fueron hechos por Benigno Montoya, aunque en su biografía no se mencione a la catedral y tal vez algunos de ellos como los del panteón no fueron realizados en Durango, sino en San Luis Potosí donde existió un taller de escultura de unos hombres de origen italiano y de apellido Luigui, quienes surtían de éste tipo de obras sobre todo al panteón municipal.
Tradicionalmente, sobre todo en pintura , cantera y barro, los ángeles han sido representados como seres alados aunque se dice que pueden ser espíritus invisibles o incluso simplemente rayos de luz que todo lo observan, pueden también aparecer en la Tierra no sólo como seres humanos sino también como animales o incluso objetos.
Por ello los Ángeles de la Catedral representan una belleza extraordinaria, aunque las inclemencias del tiempo en algunos de ellos ya haya cobrado factura, la falta de un ala, o de algún brazo no quita el valor y la riqueza de poder apreciarlo en el maravilloso centro histórico, es una oportunidad de valorar nuestro arte al aire libre.