Antiguas instalaciones de la feria, testimonio fiel de que el tiempo no pasa en vano

Enrique Saenz
Enrique Saenz 08/11/2023
Updated 2023/11/08 at 9:45 PM
-¿Quién no recuerda el famoso Teatro del Pueblo?, ubicado justamente en medio de este terreno, con un escenario modesto y sin sillas ni gradas, solo unas vallas divisoras

Por Geraldo Rosales

 Durango, Dgo.

En las inmediaciones de la ciudad deportiva, ubicada al sur de la ciudad, se encuentra un lugar lleno de nostalgia y de recuerdos, un lugar que durante años para estas fechas era el atractivo de los duranguenses, un lugar que aunque pequeño, recibía a millones y millones de visitantes cada año y aunque era necesaria la construcción de unas nuevas instalaciones, muchos se quedaron acostumbrados a este pequeño pero grandioso lugar.

Según la historia, fue en 1950 cuando Ignacio Gallegos, cronista de la ciudad, gestiona al entonces gobernador del estado Enrique Torres Sánchez, un permiso para llevar a cabo una feria, convirtiéndose de esta manera en la primera, teniendo como sede la plaza de Armas, años más tarde se cambió a la plazuela Baca Ortiz.

En 1963 la feria se traslada al parque Guadiana por un tiempo, cuando la ciudad de Durango festejó su 400 aniversario, el día 8 de julio de 1963, se inauguró la plaza IV Centenario, realizándose ahí la feria, lo grandioso sucedió cuando en 1971 ya con terreno propio, los festejos se trasladaron a la ciudad deportiva frente al estadio Francisco Zarco, en lo que era entonces la ciudad deportiva de Durango, para establecerse como instalaciones de la feria de la ciudad de una manera definitiva.

A mediados de los 70s y durante los 80s, cada 8 de julio la gente desde temprano se daba cita en el viejo mirador de avenida Universidad, para poder admirar los carros alegóricos que justo desembocaban en estas instalaciones, era siempre un deleite ver los tráileres, bandas de guerra y un modesto pero hermoso carro alegórico que transportaba a la entonces a la reina de la ciudad.

Luego se hacia el tradicional corte del listón por parte del gobernador en turno y se continuaba con un recorrido por todas las instalaciones, quienes recuerdan, por lo general lo primero que uno visitaba era el pabellón industrial, un laberinto que ya entrando no podías salir hasta realizar todo el recorrido, esos sí, con mucha propaganda de papel en mano.

Después y por lo general era visitar los juegos mecánicos que se ubicaban justo atrás del Pabellón Industrial y que para muchos, sobre todo de niños, era un lugar “inmenso”, por cierto muchos recordarán que para el acceso a los juegos también existía una entrada justo enfrente de la Prepa Diurna, donde una escenografía con la cara de un payaso y un pequeño quiosco nos daban la bienvenida, también por la parte de atrás había otro acceso para entrar al área de juegos, luego era caminar por los angostos pasillos donde uno iba paso a paso, sobre todo sábados y domingos.

¿Quién no recuerda el famoso Teatro del Pueblo?

Ubicado justamente en medio de este terreno, con un escenario modesto y sin sillas ni gradas, solo unas vallas divisoras y a un lado un pasillo por donde entraba la combi que transportaba a los artistas hasta llegar al pequeño camerino en donde se resguardaban hasta que les tocaba salir.

El Teatro del Pueblo desde años atrás se caracterizaba por el slogan “Con solo tu boleto de entrada podrás ver a tu artista favorito” y siempre se manejó así, cuando venía un artista importante a la feria o del agrado de las personas, la emoción comenzaba desde planear irse temprano a apartar el lugar, con sándwiches para comer ahí, recuerdo que la espera aún era más difícil porque había que estar de pie por horas, soportar los empujones y sobre todo la desesperación porque a uno se le hacía larga la espera, pero eso era parte de la emoción y uno lo podía soportar si al final el premio era ver de cerca al arista, al grupo o cantante favorito.

Artistas del momento como Caló, Alex Syntek, Voces, Mijares, Gustavo Lara, Rostros Ocultos, Genitallica, Molotov, Mercurio, Magneto y Ricky Martin eran los protagonistas de este escenario, que por lo general a veces se trasladaba al lienzo charro, ya que el espacio era insuficiente, sobre todo con Magneto y Ricky Martin.

Cerca del mismo espacio del Teatro del Pueblo estaba el palo grande de los Voladores de Papantla, que hasta la fecha siguen deleitando a los durangueses con su tradicional rito, también existía un trampolín con una alberca redonda y profunda en donde a cierta hora un clavadista se tiraba de más de 20 metros, sin duda, era todo un espectáculo verlo y que hasta la fecha no se ha presentado algo parecido.

Arriba del Teatro de Pueblo estaba el pabellón artesanal, todo hecho de piedra con un bello jardín, en el que por lo general las familias descansaban un rato sentados y escuchando al artista del Teatro de Pueblo, las escalinatas de este espacio también fungían como asientos para los que llegaban temprano.

Atrás estaba el área de bares y de restaurantes, llenos a más no poder y no podía faltar “Doña Petra”, un restaurante tradicional que siempre se hacía presente en estas instalaciones, por la parte de atrás estaba la expo ganadera y el palenque, ese tradicional palenque que los duranguenses disfrutamos con grandes artistas como Manuella Torres, Lupita, D´Alessio, Vikki Carr, Lucia Méndez, Beatriz Adriana, José Roberto. Pandora, Los Cadetes de Linares, Pedro Fernández, Vicente Fernández y por supuesto, el hijo predilecto de Durango, Lorenzo de Monteclaro, de hecho, todos ellos formaron parte del cartel del palenque en 1985.

Fue justamente en 1988 que Juan Gabriel abrió tres fechas para el palenque, sin duda era de los artistas más esperados del momento y siempre con llenos totales, a pesar del gran programa con el que se contaba, Durango seguía creciendo, de hecho el último año se tuvo que improvisar en uno de los campos deportivos porque ya el espacio era insuficiente, recuerdo un concierto masivo con Joan Sebastián que se realizó justo en uno de los campos de béisbol para el cierre de una feria, porque ya el espacio era de verdad insuficiente.

Ya para “agarrar” salida como dicen, tenía uno que pasar por un lado del lienzo charro, el cual también albergaba sus espectáculos, pero se usaba en ocasiones como escenario artístico y qué decir de los famosos “gritones”, ubicados justamente en el pasillo que daba ya a la salida y donde varios camiones esperaban para llevar a la gente al centro o a otros puntos de la ciudad, o cuando llovía (diario) era difícil agarran un taxi, por lo que a veces muchos se regresaban a pie y uno llegaba todo empapado a la casa… ¡caray, qué tiempos aquellos!

Hoy a más de 45 años de que se inaugura estas instalaciones y más 10 años de que dejaran de funcionar, este lugar luce triste y desolado, por un tiempo albergó a la Secretaría de Seguridad Pública,  luego llegó un Supermercado el cuál algunos locales aún conservan algo de la de la última feria, las taquillas siguen inertes, aguardando las enormes filas que se hacían para poder entrar, el cartel de la entrada, aunque tenue, aún da la bienvenida y el zacate del área de juegos es el testimonio fiel de que el tiempo no pasa en vano, aún el payaso ríe y el quiosco observa.

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