Aquellas tardes cuando disfrutábamos un refresco en la tienda después de jugar Fútbol

Danna Salazar
Danna Salazar 18/02/2024
Updated 2024/02/18 at 2:09 PM

Aquellas tardes nubladas luego de terminar un partido de fútbol con los amigos de la infancia eran especiales , terminada la “pica” nos íbamos a la tienda de la esquina para saciarnos la sed y disfrutar de un buen refresco, llenos aún se sudor y cansancio entrabamos dirigiendonos al tendedero: “buenas tardes, nos da unos refrescos pero nos presta el envase, aquí nos los tomaremos afuera”. Entonces venía la magia al abrir aquél refrigerador en forma rectangular deslizando la puerta hacia arriba, por lo general tenía tres compartimentos y entonces buscábamos los de mero abajo que por lo general eran los más fríos. Ahí estaban la Coca-Cola y la Pepsi (por supuesto) pero también Los Jarritos , Barrilitos, Del Valle, Pop, Wink, Escuis, Doble Cola, Hit ( el mejor que probé de uva), Club Soda de la Canada Dry, el Pep, la Coronita (que era de manzana) y el Orange Crush. El mismo refrigerador tenía el destapador a un lado y con una cajita en dónde caían las cascuichas, fichas o cascaroletas (también como quiera decirles), luego de destapado el producto, era salirse a sentarse afuera de la tienda y calmar la sed mientras platicábamos de lo que había pasado en el juego, de los goles que habíamos mentido, del que la falló estando de frente a la portería, (que por lo general eran dos piedras) y de retar a los de la otra cuadra para el próximo partido y apostando los “chescos” , así transcurría el rato charlando, mientras la gente pasaba y nos miraba un poco molesta porque como éramos muchos a veces estorbábamos la banqueta. Luego de la amena charla entregabas los envases , pagábamos y nos íbamos a nuestras casas. Crecimos y hoy en día ya no se ve a niños o jóvenes afuera de las tiendas por la tarde, muchos de la palomilla partieron a mejor vida, y también muchos de ésos refrescos ya no existen. Sabemos también que el refresco y la azúcar en exceso hacen daño y lo evitamos…pero aquellas tardes de adolescencia y el tomarnos un rico refresco afuera de la tienda después de jugar… esa sensación nadie nos la quita.

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