Joe Biden se enfrenta a las elecciones intermedias que definirán un panorama para el resto de su gobierno y planes de reelección.
Excélsior.-A dos semanas de las elecciones de mitad de mandato en Estados Unidos, cruciales para los dos años que restan de la administración de Joe Biden, los republicanos parecen bien situados para arrebatarle al presidente demócrata su mayoría en el Congreso.
La pérdida del control de la Cámara de Representantes y del Senado el 8 de noviembre sería una dura derrota para el inquilino de la Casa Blanca, que en las encuestas se benefició hasta hace poco de un repunte, mermado por las dificultades de la economía estadounidense.
El alto precio de la gasolina, de los alimentos, de las golosinas para Halloween: la oposición republicana, incluido el predecesor de Biden, Donald Trump, critica sin pausa la inflación récord bajo el gobierno de Biden y su partido, de lejos la principal preocupación de los votantes, según las encuestas de opinión.
En estas “minterms”, como se llama en inglés a estas elecciones, los estadunidenses están llamados a renovar la totalidad de los 435 escaños de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado en Washington. También están en liza varias gobernaciones y cargos electos locales.
Organizadas dos años después de las presidenciales, las elecciones de mitad de mandato se convierten en un referendo de facto sobre la gestión del ocupante de la Casa Blanca. El partido del presidente rara vez escapa al voto de sanción. Según las encuestas de opinión más recientes, la oposición republicana tiene muchas posibilidades de hacerse con la Cámara baja. Los sondeos están más divididos sobre el futuro del Senado.
Un giro final
“Las encuestas dicen algo y luego todo lo contrario”, dijo el lunes Biden. “Republicanos a la cabeza, demócratas a la cabeza, republicanos a la cabeza”, afirmó durante un discurso ante miembros de su partido. “Pero creo que va a terminar con un giro final: los demócratas a la cabeza”.
Ante el creciente descontento con la inflación y el riesgo de una recesión que reducen las chances de éxito electoral, el líder demócrata apela a la indignación por la decisión de la Corte Suprema de revocar la sentencia que hace casi medio siglo consagró el derecho al aborto a nivel nacional, con miras a captar votos de la izquierda y el centro.
El 8 de noviembre, “los estadunidenses tienen una opción”, insiste Biden. E insta a sus conciudadanos a que le confíen suficientes mayorías en el Congreso para volver a legalizar el aborto en todo el país, proteger el matrimonio entre personas del mismo sexo y prohibir los rifles de asalto.
Por la defensa de estos valores, o por el rechazo a la política del presidente, casi 8 millones de personas ya han votado anticipadamente para las “minterms”, especialmente en los estados más disputados, según el sitio de información electoral US Elections Project.
Duelos cruciales
La batalla por el control del Congreso estadunidense se desarrolla en un puñado de estados clave, los mismos que pesaron en las elecciones presidenciales de 2020.
Todos los focos están puestos en Pensilvania, donde Mehmet Oz, un médico convertido en estrella de la televisión y apoyado por Trump, se enfrenta a un coloso calvo que nunca se quita la sudadera, el demócrata John Fetterman, por una banca en el Senado estadounidense.
Como en 2020, Georgia también es centro de atención. El demócrata Raphael Warnock, el primer senador negro elegido en este estado con un fuerte pasado segregacionista, intenta ser reelegido frente a Herschel Walker, un ex deportista también afro estadounidense, apoyado por Trump.
Estos duelos cruciales son alimentados por cientos de millones de dólares. Arizona, Nevada, Ohio, Wisconsin y Carolina del Norte también son escenario de intensas contiendas, donde candidatos demócratas se oponen a partidarios de Trump.
El ex inquilino de la Casa Blanca, asediado por investigaciones parlamentarias y judiciales, se lanzó de cabeza a la campaña, multiplicando los actos por todo el país. Estos comicios son una prueba determinante para el futuro político del multimillonario republicano, que coquetea abiertamente con una candidatura presidencial en 2024.
Biden, próximo a cumplir 80 años, con una agilidad mental en declive según sus más feroces detractores, también repite que “pretende” volver a ser candidato, presagiando un posible “remake” del duelo de 2020.