Miguel Ángel Vargas Quiñones
*** Obsoletos límites de velocidad en la Ciudad
Desde hace varias semanas vengo insistiendo en la urgente necesidad de revisar tanto la señalización de tránsito municipal como de los límites de velocidad en avenidas, calles, bulevares, etc.
Conozco el Manual de Señalamientos expedido por la SCT, por lo menos la de 2014 y estoy seguro que personal de la DMSP de Durango, también lo conoce a la perfección incluidas las posibles actualizaciones al que me he referido.
Por un lado y baste recorrer cualquiera de los bulevares que conectan nuestra ciudad capital con las carreteras federales, para darnos cuenta que la señalización está tramposamente colocada de manera tal que es casi imposible observarlas y respetarlas. Están semiocultas y no es de la actual administración que encabeza Jorge Salum del Palacio, data de mucho tiempo atrás, solo que desde hace unos diez años esas rúas se convirtieron en el paraíso de las mordidas no solo para agentes de Vialidad, sino también para policías municipales que, de acuerdo a su titular, Antonio Bracho Marrufo, no tienen por qué infraccionar salvo caso de flagrancia o extrema urgencia.
Pongo como ejemplo el bulevar que conecta a nuestra ciudad con la carretera libre Durango-Mazatlán. En esta rúa libre federal, los límites de velocidad, poco antes de llegar a esta capital, van de los 80 a los 110 kilómetros por hora. Con esa velocidad, entra uno al bulevar en donde hasta kilómetro y medio, en medio de unos arbustos, está una señal que indica un límite de 40 k/h, para 100 metros más adelante, en la curva, se indica 50k/h; 800 metros más adelante, en zona de semáforos previos al puente Lasalle, señal de 60K/h y a menos de cien metros, justo donde inicia el mencionado paso elevado, se ordena un límite de 40K/h. Y así entre diferentes límites de velocidad, que nadie respeta y señales mal colocadas, no sé si por equivocación o tramposamente, el escenario es propicio para multar, infraccionar y recaudar, pero nunca para inhibir, que es la principal función de una dependencia cuya premisa debe ser la prevención.
**** Una vez más la familia Rincón Arredondo es protagonista de la historia de México y de Durango. En la tierra que los vio nacer, Durango, encabezados por el ingeniero Miguel Rincón y su señora esposa Sandy García de Rincón y acompañado por sus hermanos, Mayela, Martha, Rosita y José Antonio, entregaron un histórico donativo de 25 millones de pesos para que la Delegación Durango de la Benemérita Cruz Roja, de un definitivo avance en la construcción de su moderno edificio localizado sobre bulevar San Ignacio a un costado del DIF estatal. De acuerdo al presidente nacional de la Cruz Roja Mexicana, nunca antes un grupo empresarial había entregado un donativo de este monto, lo que convierte en una página histórica para la Benemérita Institución. Debe mencionarse que esta Fundación Rincón nace cuando lamentablemente fallece doña Rosita Arredondo de Rincón, quien siempre les inculcó el servicio a la sociedad como ella siempre lo hizo con instituciones como la Cruz Roja de Durango. Aplauso para la familia Rincón Arredondo.