Llegó a su fin
Por Ángel Castillo
Durango, Dgo.
Todas las rutas, todos los paseos de Durango a Mazatlán son diferentes y en esta ocasión la característica principal fue el buen clima, y es que desde el primer kilometro hasta el último las condiciones del frío o calor no fueron tan extremas como en otras oportunidades, en donde los ciclistas vivieron experiencias realmente complicadas
EL ARRANQUE
Al terminar el primer día, los ciclistas llegaron al poblado La Ciudad, en donde la lluvia se hizo presente, pero a las 10 de la noche cuando todos ya tenían un resguardo, por lo que no los afectó directamente, aunque sí lo hizo de manera indirecta, ya que mojó el asfalto y provocó una importante serie de deslaves a lo largo del recorrido.
A DARLE
Comenzó la segunda jornada de este recorrido en punto de las 6:00 horas en donde se vislumbraban unas pequeñas luces en medio de la oscuridad, casi como unas luciérnagas los ciclistas arribaron al sitio de partida para comenzar con el segundo día de compromiso.
Después el resto de los conjuntos comenzó a recorrer como una serpiente de luz los caminos de la sierra duranguense, hasta que el astro rey comenzó a asomarse por el horizonte.
UNA FOTO
Cuando el reloj marcaba las 8:30 de la mañana los paseantes comenzaron a llegar a el Espinazo del Diablo, en donde no perdieron la oportunidad de tomarse una fotografía o varias de ellas junto al emblemático sitio, en donde se tomaron un buen momento para descansar las piernas después de los primeros kilómetros de recorrido.
UN PALMO DE KILÓMETROS
Con la motivación renovada los ciclistas comenzaron a pedalear a lo largo de las complicadas cuestas de la sierra duranguenses, y kilómetros más adelante se encontraron con un letrero que los emociona a muchos con la leyenda “Bienvenidos a Sinaloa”, y un par de kilómetros mas adelante llegar a El Palmito.
EL VERDADERO DESAYUNO
Gorditas y quesadillas fue el platillo de la mañana, que para algunos fue delicioso, café caliente, o un buen refresco elevó los niveles de azúcar en sangre de los ciclistas y también el ánimo por seguir adelante, cuando apenas eran las 9:30 de la mañana y los pedalistas tendrían que verse las caras con las últimas cuestas del recorrido antes de llegar a Loberas, donde todo fue de bajada.
NO TODO FUE FELICIDAD
Si bien el clima había sido muy condescendiente, al llegar a Batel las cosas comenzaron a complicarse, de inmediato se sintió un calor muy fuerte y una humedad que hizo que muchos ciclistas pensaran en darse por vencidos, sin embargo, fue más la voluntad de seguir pedaleando y querer llegar hasta la meta pactada.
DESTINO FINAL
El final del recorrido parecía llegar cuando los aventureros comenzaron su arribo a Villa Unión, donde de manera ordena realizaron un reagrupamiento con el objetivo de llegar todos juntos hasta el puerto de Mazatlán, no sin antes empezar a rehidratarse algunos con bebidas isotónicas y otros con bebidas más alegres, por llamarlas de alguna manera.
EL FIN
Y de después de enfrentar a una madre naturaleza que se portó muy bien, superar deslaves y recorrer más de 300 kilómetros, los ciclistas arribaron a la unidad deportiva Real Pacífico, alejada del mar pero en donde pudieron recibir su medalla y disfrutar de la conclusión de este recorrido ciclista que sin duda fue diferente, pero principalmente fue el primero que retoma esta actividad que se había realizado durante 20 años previo a la pandemia.
