José Miguel Castro Carrillo
La adaptación es un proceso natural y necesario para la supervivencia y el éxito en la sociedad. Sin embargo, según el psicólogo suizo Karl Jung, la adaptación puede tener un costo significativo en términos de la individualidad y la autenticidad.
Jung creía que cada persona nace con un potencial único y una identidad propia, que se va desarrollando a lo largo de la vida. Sin embargo, en el proceso de adaptación a la sociedad, las personas pueden perder contacto con su verdadera naturaleza y adoptar roles y máscaras que no son auténticos.
Jung argumentaba que la sociedad y la cultura ejercen una presión constante para que las personas se adapten y se ajusten a las normas y expectativas establecidas. Esto puede llevar a una pérdida de la individualidad y la autenticidad, y a una vida que no es verdaderamente propia.
El precio de la adaptación puede ser alto. Algunas de las consecuencias de la adaptación excesiva incluyen la pérdida de la identidad y la autenticidad, lo que puede resultar en una sensación de vacío y desorientación; la represión de la creatividad y la innovación, ya que las personas pueden sentirse presionadas para ajustarse a las normas y expectativas establecidas; el desarrollo de la “sombra”, un concepto de Jung que se refiere a las partes reprimidas y ocultas de la personalidad que pueden emerger de manera negativa, además de que la adaptación excesiva puede llevar a la enfermedad y el malestar, ya que la persona puede sentirse desconectada de su verdadera naturaleza y propósito.
Jung creía que la individuación, o el proceso de convertirse en un ser auténtico y completo, era la clave para evitar el precio de la adaptación. Esto implica conocerse a sí mismo, donde la introspección y la autorreflexión son fundamentales para conocer y entender a sí mismo; aceptar e integrar las partes reprimidas y ocultas de la personalidad; desarrollar la autenticidad y la honestidad con uno mismo y con los demás son fundamentales para la individuación, además de seguir el propio camino y propósito en la vida es esencial para la individuación y la realización personal.
La adaptación es un proceso natural, pero es importante ser consciente del precio que se paga por ella. La individuación y la autenticidad son fundamentales para evitar el precio de la adaptación y vivir una vida auténtica y plena.
De esta manera, el precio de la adaptación se refleja en una frase: nacemos originales y morimos copias, como dijo Jung, porque queremos ser normales y ser aceptados como todos y para lograrlo el precio que se paga en la cesión de nuestra esencia personal y de nuestros talentos únicos. Aunque hay otro tipo de personas, como los irreverentes, quienes rompen los moldes sociales; los creativos, que se atreven a imaginar y los artistas, al mostrarnos lo que no queremos ver. A este tipo de personas se les juzga fuera de la realidad al considerarse “locos”, pero cuando aciertan se les llama “visionarios”, a los tercos cuando les pegan les llaman “tenaces”, mientras que a los exitosos que se dan permiso de ser les llaman “excéntricos”, y en nuestro mundo hay muchos de ellos.
Nombres como Elon Musk, Jeff Bezos, Sam Altman, Amancio Ortega o Michael Dell se les considera “fuera de lo normal”, generalmente son un número pequeño de irreverentes que van contra corriente, que frecuentemente se dan de baja en la universidad y siguen su compulsión de crear algo que la mayoría ni siquiera visualizamos
Se trata de romper el molde, preocuparse por lo propio y no por los demás, ser visionarios nos lleva a salir de la zona de confort y con ello, no perder nuestra esencia,
