El último año

Christian Ramirez
Christian Ramirez 01/09/2023
Updated 2023/09/01 at 11:12 PM

Yuriria Sierra

Nudo gordiano

Hoy, con la presentación de su Quinto Informe de Gobierno, arranca el último tramo del mandato de Andrés Manuel López Obrador. Un periodo en el que México ha sido testigo de un caleidoscopio político, económico y social: políticas radicales, popularidad a prueba de casi todo, números económicos aceptables, pero también graves rezagos en seguridad con todo y militarización, así como una polarización que parece nunca haber estado tan encendida.

Desde el comienzo, la administración de López Obrador se ha caracterizado por sus decisiones tajantes y polémicas. Desde la cancelación del aeropuerto de Texcoco y la implementación de programas sociales masivos, hasta la austeridad republicana y la iniciativa de consulta ciudadana para enjuiciar a expresidentes. Si algo es seguro, es que López Obrador no ha tenido miedo de desafiar al statu quo y diseñar otro que le acomode a sus ideas. 

La popularidad del Presidente ha sido una constante desconcertante. A pesar de los debates y desacuerdos sobre sus políticas, el fervor de sus seguidores no ha disminuido significativamente. Su estilo de comunicación directo, apelando a las emociones y enfatizando su lucha contra la corrupción, ha conectado con un amplio sector de la población que busca un cambio profundo en la política mexicana.

En términos económicos, el país ha experimentado estabilidad durante la Presidencia de López Obrador, sobre todo en un contexto de pandemia y de alta volatilidad para los mercados del mundo derivada por la guerra en Ucrania. Sin embargo, esto no ha venido exento de críticas. La retórica antiempresarial y la incertidumbre en las políticas de inversión han suscitado inquietudes en el sector privado. Mientras la administración resalta la inversión en infraestructura y el aumento del salario mínimo, los opositores advierten que el panorama no es tan halagüeño como se pinta.

La seguridad sigue siendo uno de los temas más álgidos en la agenda nacional. A pesar de la promesa de cambiar la estrategia, los índices de violencia no han descendido de manera significativa. La batalla contra el crimen organizado y la búsqueda de soluciones efectivas continúan siendo un desafío crucial para el último año de gobierno.

La polarización, aunque no es exclusiva de esta administración, ha alcanzado niveles preocupantes. La retórica polarizante del Presidente ha permeado en la sociedad y ha agudizado las divisiones existentes. El discurso contra “la mafia del poder” y la insistencia en etiquetar a los opositores como “conservadores” han contribuido a una narrativa que dificulta el diálogo constructivo.

En un movimiento inesperado, López Obrador adelantó los procesos electorales tanto en su partido, Morena, y con ello también en el Frente Amplio por México. Esto ha generado debate y controversia, con acusaciones de manipulación de la agenda electoral y aprovechamiento político. Queda por verse cómo este adelanto influirá en el panorama político y si afectará o no las dinámicas de competencia. Pero lo cierto es que del 6 de septiembre (día en que ya existirá candidata o candidato en Morena) al arranque oficial del proceso electoral rumbo a 2024 crea un limbo en el que no sabemos qué pueda implicar ni para él ni para quien sea candidato o candidata de Morena. Y, seguramente, él seguirá en modo campaña toda vez que la oposición también ya tiene candidata.

El reloj avanza y López Obrador enfrenta la oportunidad de consolidar su legado, reevaluar estrategias y, quizás, intentar dejar un país menos dividido. El último año es un desafío y una responsabilidad que debe ser enfrentada con visión y responsabilidad, mirando más allá de las polarizaciones y enfocándose en el bienestar colectivo. Tiene un año: un año para cerrar gobernando, por fin, para todos los mexicanos.

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