Guía rápida de cómo era divertirse en los 70s y 80s

Christian Ramirez
Christian Ramirez 26/09/2023
Updated 2023/09/26 at 11:47 PM

*Uno dos tres por el iPad, el celular…y todos sus amigos que están encerrados en sus casas

Por Geraldo Rosales

Durango, Dgo.

Era en los años 70s y 80s cuando a cierta hora de la tarde se veía correr a niños y adolescentes tras una pelota, jugar a los encantados, a los listones o al tan célebre y famoso “bote pateado”, juegos que tenían alto riesgo de accidentes, pero era deporte, esfuerzo que a la larga se vería reflejado en la condición física de los involucrados.

Como ritual, después de llegar a casa a comer de la escuela, era hacer la tarea y ver un rato la tele, entonces no había internet, ni computadoras, de hecho si se tenía que investigar algo eran las mismas enciclopedias de la casa nuestras compañeras, en el caso de secundaria implicaba ir a la casa de un compañero para hacer trabajos en equipo o visitar alguna biblioteca, no rendía el día pero era productivo.

Para los juegos o diversión el punto de reunión era afuera de la casa de un amigo, había otros que tenían que ir por ellos y pedir permiso a los propios padres para que los dejaran salir, luego de eso, era ver quien tenía el balón de futbol, de americano o los guantes y el bate para jugar béisbol en algún terreno baldío, los líderes, los que tenían mayor edad hacían dos grupos que por lo general resultaban estar equilibrados tanto en número como en edades.

Otras de las cosas interesantes de aquellos tiempos eran las retas o jugarles a los de “la otra cuadra” y de una manera definitiva ver quien era mejor en el deporte, cuando se involucraban mujeres ya sean familiares o amigas el béisbol se convertía en “quemada”, con un balón de hule y en lugar del bate era patearlo o darle con el puños cerrado, la sana convivencia familiar se podía palpar, ver y disfrutar en las cuadras de barrios y colonias, sobre todo en estas últimas, ya que los fraccionamientos aun no era tan permitido hacer esto.

Había temporadas en que algo se ponía de moda y entonces todos corríamos a las papeleras y merecerías a comprarlo, por ejemplo los famosos yoyos “Duncan” con su famoso eslogan “Si no es yoyo no es Duncan”, su competencia directa era los yoyos “Premier”, había gente especializada en el yoyo los cuales siempre iban de saco rojo y realizaban todas las suertes de este juguete como “el dormilón, “el columpio” ,”brincado la cerca”, “el trébol “ y el que todo sabíamos hacer “el perrito”.

Estos concursos por lo general se realizaban dos veces por semana en la papelería de la colonia donde se llegaba a juntar aproximadamente 15 jóvenes

que tenían que realizar todas las suertes y al final definir al ganador con las famosas “vueltas y vueltas”, una suerte de resistencia a ver quién lograba dar más vueltas al yoyo, los premios variaban desde un banderín hasta yoyos, plumas, gorras y cuando eran en alguna televisora local era hasta una bicicleta la que el campeón se podía llevar.

Luego habían la temporada de trompos en donde se presumía el trompo original de madera, con esos colores y líneas artesanales que a la larga se deterioraban por los famosos “cancazos” que no era otra cosa más que pegarles y dejar marcada la madera con la punta que por lo general era de acero y q que decir de las jaretas que luego de bailarlo tenías que volverlo a enredar.

La temperada de canicas era otra clásica, te tendrías que volver experto para saber qué valor tenia cada uno a de estas, había el famoso “canicón”, los tiros, las agüitas, las “pilingas” y las “jaspeadas” y las famosas frases “chiras pelas” y “me ahogo no muero”, además de tener técnica para poder pegarle ya sea desde lejos o de muy cerca a las canicas la cuales también se podían intercambiar y ser coleccionables, como las estampas las cuales también se ponían de moda y podías jugar volados , jugar al famoso numerito o intercambiarlas para poder llenar esos interminables álbum que por lo general tenían una estampa especial que era muy difícil de conseguir .

Para los rudos existía el famoso “chinchilahua” el cual se jugaba entre dos bandos y era de resistencia, consistía en que los de un equipo tenían que subirse arriba de los otros hasta que se cansaban, era caer de sentón fuerte y ver la resistencia que cada uno tenía, el “brinca mi burro” y el “shangalalai” también eran los que no podían faltar, este último con palo de escobas cortados, el cañón era la suerte más difícil.

Otro era la cuerda, la cual giraba por debajo de tus pies y saltabas todo el rato que podías sin que se enrollara a ti, o también jugar a brincar la cuerda en donde dos personas (una de cada extremo) le daban vuelta y tenías que entrar a tiempo y más cuando le daban “mole” que era muy fuerte y tenías que saltar a tope para después salir.

El famoso “bebeleche” en donde se dibujaba en el suelo con gis una serie de casillas con números del 1 al 10, se lanzaba una piedra dentro de la casilla uno sin que se saliera de ella. Saltabas a la casilla número dos a la pata coja y desde esa casilla hasta la última y volvías a la inversa.

Hoy en día ya no existe nada de eso, los niños de hoy no salen ni a recorrer la cuadra, la casa se ha convertido en el entorno desde que llegan de la escuela, comen y a su lado tienen la IPAD o el celular, la tarea la checan desde el internet con lo que libros pasaron segundo plano, los videojuegos, la redes sociales, las aplicaciones son ahora su inspiración, Pantalla de alta definición , YouTube Facebook, Tik-Tok y selfies, giran alrededor de las nuevas generaciones.

Aún es tiempo de que salvemos a esos chicos con el grito ochentero del bote pateado… “uno dos tres por el iPad, el celular… y todos sus amigos que están encerrados en sus casas”… para que las calles vuelvan hacer ese lugar donde además de ponerse en movimiento se adquieren también experiencias de vida.

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