Iliana Favela, una mujer que ha llegado muy lejos

Danna Salazar
Danna Salazar 26/08/2024
Updated 2024/08/26 at 8:04 PM

Por Ángel Castillo

Durango, Dgo

Iliana Favela, ciclista y organizadora de la emblemática Ruta Correcaminos Bike, comparte una historia llena de pasión, perseverancia y amor por el ciclismo, que ha sido un motor clave en su vida. Su inicio en este deporte no fue convencional, pues en su juventud dedicó gran parte de su tiempo al tenis. Sin embargo, problemas en las rodillas la obligaron a cambiar el rumbo, encontrando en el spinning y la bicicleta una nueva forma de mantenerse activa.

“Empecé con la bicicleta estacionaria y luego me metí a clases de spinning en Lomas”, relata Iliana. Poco a poco, el fortalecimiento que experimentó la llevó a enamorarse de la disciplina, tanto que comenzó a impartir clases, llegando a dar hasta cuatro sesiones al día. Fue en una de estas clases cuando Jesús Rivera, compañero ciclista, la invitó a participar en un paseo en bicicleta al aire libre. “Me consiguieron una bicicleta enorme y aunque batallé, quedé fascinada con la naturaleza y el cielo de Durango. Fue amor a primera vista”, recuerda con emoción.

Iliana sostiene un lema que la ha acompañado en cada una de sus rutas: “Ya saliendo de tu casa, todo es parte de la aventura”. Desde ese momento, ha seguido recorriendo caminos y senderos, con una predilección especial por la subida de Cieneguita, uno de sus lugares favoritos para entrenar.

El ciclismo también le ha permitido superar grandes desafíos personales. Tras un divorcio, Iliana volvió a vivir con sus padres, quienes se preocupaban por los riesgos que podría enfrentar en cada ruta. Recuerda su primera experiencia en la Ruta, en 2003, cuando durmió en un tapanco en Mexiquillo, una experiencia que, aunque difícil, terminó siendo uno de los momentos más importantes de su vida. “Esa primera ruta me marcó, cambió mi vida. Llegué a Mazatlán después de pedalear tantos kilómetros y fue increíble, todavía me emociono al ver el mar”.

A partir de esa experiencia, Iliana se involucró en la organización de la ruta, tomando las riendas para garantizar que todo marchara con orden. A lo largo de los años, ha enfrentado situaciones difíciles, como el rescate de Armando Bravo, en donde tuvo que tomar decisiones en segundos. Otro de los momentos más duros fue cuando su sobrino sufrió un accidente durante una de las rutas. “Fue un golpe durísimo, me sentía tan responsable por ser el hijo de mi hermano”, confiesa.

Sin embargo, el ciclismo también le ha regalado momentos dulces e inolvidables, como cuando, en el Espinazo del Diablo, le cantaron las mañanitas a su hija Mili en su cumpleaños número 15, mientras rodaban en una de las etapas de la ruta.

Iliana ha sabido equilibrar su pasión por la bicicleta con su vida familiar. Sus hijos crecieron acompañándola a cada una de sus aventuras, creando recuerdos inolvidables juntos. A sus 24 rutas completas, asegura que seguirá sobre la bicicleta mientras su cuerpo se lo permita. “Es un deporte de alto riesgo, pero no me gusta preocuparme por el futuro. Prefiero vivir el hoy. Y por lo pronto, voy a disfrutar mi ruta número 25”.

La historia de Iliana Favela es un testimonio de cómo el ciclismo puede transformar vidas, enseñando a superar miedos y limitaciones, mientras se disfruta de la libertad que solo dos ruedas pueden ofrecer.

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