Excélsior
Con la publicación de La caza del Snark, el escritor e ilustrador Juan Gedovius recupera y traduce el poema del escritor británico Lewis Carroll para convertirlo en una obra gráfica que describe el extraordinario viaje de una tripulación imposible, integrada por un Sombrerero callado, un Tasador, un Abogado, un Mucamo, un Banquero sin rivales y un Castor, quienes pretenden atrapar al Snark, una criatura inimaginable y de dimensiones desconocidas.
Este relato poético profundiza la curiosidad y la imaginación de cualquier lector, explica Gedovius en entrevista, a partir de la locura de un viaje fantástico que retrata la expectativa del ser humano por llegar a lo inalcanzable, tal como en su momento lo hiciera Cristóbal Colón o con los primeros astronautas que llegaron a la Luna.
“La caza del Snark es una historia poco contada que valía la pena desenterrar y darle una visibilidad que no ha tenido, ya que han sido muy pocas las publicaciones ilustradas de las que tengo noticia”.
¿Qué representa la búsqueda del Snark?, se le pregunta al autor de Trucas y El más gigante. “Es el signo de la aventura. Los seres humanos tenemos la capacidad de buscar, preguntar y embarcarnos en cualquier aventura sin saber si llegaremos a buen puerto o si vamos a sobrevivir. Porque somos capaces de explorar otros planetas y de pisar la Luna, sabiendo que no hay oxígeno, pero aquí, en la Tierra, hemos tenido una larga lista de aventura, como cuando alguien buscaba una nueva ruta para encontrar especias o para alcanzar la última isla desconocida que querían llevar a un mapa”.
Pero al final, explica Gedovius, “se trata de un viaje imposible con una tripulación improbable para hallar una criatura inconcebible. Dicho esto, en realidad el poema de Carroll es un disparate que juega con el absurdo, ¡un absurdo escrito hace 150 años!”.
¿Lo absurdo indicaría que se trata de un poema ligado al mundo de la risa? “Lo absurdo es un lugar para el disfrute que, por supuesto, da cabida a la risa y no necesariamente a la comicidad, pero sí a situaciones chuscas. Sin embargo, creo que alude, simplemente, al disfrute de acomodar las palabras y mostrar cómo la literatura tiene la magia de propiciar la curiosidad.
“Puede ser que Carroll nos hable de un barco que navega por aguas misteriosas, pero nombrarlo así es suficiente para hacernos cosquillas en la imaginación y sentarnos a pensar y a divertirnos; es un simple acto lúdico de la lectura”, agrega.
¿El poema de Carroll es también una manera de mostrar la fascinación del ser humano por los monstruos? “Siempre nos ha fascinado lo que desconocemos, así como las cosas que nos dan miedo, porque nos gusta tener miedo y por eso son tan buscadas las historias de terror.
“O también nos disfrazamos de monstruos que, entre más feos y terribles, más nos fascinan, aunque eso no significa que debamos hacer actos monstruosos, sino que sólo pueblan el imaginario, como sucede con los superhéroes. ¿Y por qué nos gustan tanto? Bueno, nos encantan los monstruos, porque nos recuerdan a nosotros mismos y porque nos ayudan a enfrentar nuestros miedos”, señala.
Sin embargo, el autor destaca que, en este poema, Carroll nunca elabora descripción alguna sobre el monstruo que todos buscan. “Lo más sorprendente de este poema es que nunca aparece descrito el Snark, aunque sí se habla de otros animales fantásticos, pero el Snark nunca sale.
“Tengo entendido que Carroll le pidió a su primer ilustrador que no lo dibujara para que ese monstruo habitara en la mente de cada lector, es decir, que cada quien lo imaginara como quisiera, aunque por ahí algunos conspicuos han dicho que el Snark es una especie de palabra compuesta por una especie que es mitad tiburón y mitad caracol o serpiente, pero la realidad es que sencillamente es un disparate”, concluye.
Publicado por la editorial Alfaguara, La caza del Snark, de Juan Gedovius, recupera el poema épico escrito por Lewis Carroll en 1874 y publicado dos años después, el cual contiene elementos del poema Jabberwocky, de A través del espejo, en especial algunos nombres de criaturas como el Jubjub o el Bandersnatch.
Juan Gedovius navega por el mar de las quimeras
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