La dinastía Berumen, un legado ciclista

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admin 04/04/2024
Updated 2024/04/04 at 9:35 AM

Una historia de pasión, perseverancia y familia

Por Angel Castillo

Durango, Dgo.

En el vasto horizonte del deporte, hay historias que trascienden el mero acto de competir; son relatos que tejen el tejido mismo de la vida, fusionando la pasión, el esfuerzo y el amor en una travesía que deja una huella imborrable en el alma. En el corazón de Durango, una familia ha escrito su propia epopeya en el lienzo del ciclismo, tejiendo un legado que atraviesa generaciones y abraza la magia de la bicicleta como un lazo indisoluble que une corazones y destinos.

Julio César Berumen Aguilar, un nombre que resuena con reverencia en el mundo ciclista de Durango, es el patriarca de una estirpe de ciclistas cuyo fervor por la bicicleta ha iluminado los caminos y las competencias a lo largo y ancho del país. Pero esta historia no comienza con Julio César, sino que se remonta a las hazañas de su propio padre, Andrés Berumen Castañeda, cuyo amor por el ciclismo encendió la llama que arde en el corazón de su hijo y, posteriormente, en el de sus nietos.

“Mi papá fue un ciclista excepcional”, rememora Julio César con nostalgia y gratitud. “Él nos introdujo en el mundo del ciclismo desde que éramos unos críos”. Desde sus primeros años, Julio César fue testigo de las proezas de su padre sobre las dos ruedas, acompañándolo con admiración y entusiasmo en cada carrera y aventura ciclista.

La semilla del amor por el ciclismo plantada por Andrés germinó en el corazón de Julio César, quien, al alcanzar la madurez, retomó las riendas de su pasión y se sumergió nuevamente en el vertiginoso mundo de las competencias. “Después de un receso, volví a competir cuando tenía alrededor de 18 años”, relata Julio César. “Nos encontrábamos disputando carreras en la élite, recorriendo distintos rincones del país en busca de nuevos desafíos y glorias”.

Las carreras, los podios y las experiencias compartidas en el asfalto no solo marcaron la trayectoria deportiva de Julio César, sino que también le brindaron lecciones de vida que atesoraría para siempre. Sin embargo, el destino tenía preparada una nueva etapa en su viaje ciclista, una etapa que lo llevaría a pasar el testigo de la pasión a las generaciones futuras.

Con el nacimiento de sus hijos, José Pablo Berumen Bencomo y Luis Fernando Berumen Bencomo, Julio César vio renacer el ciclismo en su familia con una fuerza renovada y una determinación inquebrantable. Desde una edad temprana, los pequeños Berumen demostraron un amor innato por la bicicleta, inspirados por las hazañas de su abuelo y guiados por el aliento de su padre.

“Recuerdo que mi papá les regaló unos triciclos Apache cuando apenas tenían 2 o 3 años”, evoca Julio César con una sonrisa. “Los llevábamos al parque los domingos, y disfrutaban jugando carreritas entre ellos”. Este simple acto de jugar en bicicleta sentó las bases para lo que sería una extraordinaria travesía en el mundo del ciclismo para José Pablo y Luis Fernando.

A medida que los años pasaban, la pasión de los hermanos Berumen por el ciclismo se intensificaba, y pronto se encontraron compitiendo en carreras locales y regionales. “Cuando tenían alrededor de 7 años, los invitaron a participar en una carrera de bicicleta de ruta”, comparte Julio César. “Llegaron en bicicletas de montaña porque no tenían de ruta, ¡y aún así ganaron! La competencia entre ellos dos se volvió feroz”.

Este espíritu competitivo y la conexión fraternal entre José Pablo y Luis Fernando se convirtieron en la piedra angular de su viaje en el ciclismo. Con el apoyo inquebrantable de su padre, los hermanos Berumen comenzaron a destacarse en la escena local, conquistando podios y acumulando experiencia en cada carrera que disputaban.

A medida que José Pablo y Luis Fernando crecían y se convertían en figuras prominentes en el mundo del ciclismo juvenil, Julio César se erigía como su principal mentor y defensor. “Siempre he buscado apoyar y motivar a mis hijos en su pasión por el ciclismo”, declara con orgullo Julio César. “Ver cómo han crecido y triunfado en este deporte me llena de alegría y satisfacción”.

Los éxitos de José Pablo y Luis Fernando Berumen en el mundo del ciclismo son el testimonio vivo del legado que su abuelo y su padre les han transmitido. Desde sus primeras carreras hasta las competencias nacionales, los hermanos Berumen han seguido los pasos de sus ancestros, escribiendo su propio capítulo en la historia del ciclismo duranguense.

Y así, la historia continúa, con José Pablo y Luis Fernando Berumen forjando su destino en el ciclismo con la misma pasión y determinación que ha caracterizado a su familia a lo largo de los años. Su viaje es una inspiración para todos aquellos que sueñan con conquistar grandes metas, recordándonos que, con amor, esfuerzo y dedicación, no hay límite para lo que se puede lograr en el mundo del ciclismo y más allá.

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