Licencia para plagiar

Christian Ramirez
Christian Ramirez 27/12/2022
Updated 2022/12/27 at 7:58 PM

Fernando Belaunzarán

No es la honestidad lo que premia el Presidente, sino la obediencia. La dimensión moral que tanto remacha en el discurso carece de constatación en los hechos y la expresidenta nacional de Morena, Yeidckol Polevnsky, se jacta de que los legisladores oficialistas son serviles al Ejecutivo. No necesitaba decirlo para que nos diéramos cuenta, pero ese ataque de franqueza ayuda a explicar por qué son implacables con unos e indulgentes con otros, sabiendo que la capacidad vale nomás 10%.

Es una cínica doble vara para medir, según se trate de propios o ajenos. Cuando se demostró que la tesis de licenciatura de Enrique Peña Nieto tenía 27% de material copiado, sin comillas ni citas, muchos de quienes hoy gobiernan demandaron su renuncia porque entonces consideraban inadmisible recurrir a dicha trampa. Pero en el poder ya no les pareció tan grave la práctica del plagio, tal y como se ha visto en los casos de Gertz Manero, Fabrizio Mejía, Jesús Ramírez, Romero Tellaeche y ahora con la ministra Yasmín Esquivel, quien se tituló en 1986 con un texto idéntico a otro registrado el año anterior.

El presidente López Obrador minimizó el hecho, lo llamó “error o falla” de estudiante y salió en defensa de Esquivel citando a Jesucristo, “el que esté libre de pecado que tire la primera piedra”, arremetiendo contra Enrique Krauze y Guillermo Sheridan, el investigador que reveló el hecho, con la infamia de que ellos le han hecho más daño al país y acusando a quienes piden sancionar a la ministra de haber cometido delitos.

Así que el problema no es el plagio cometido por quien integra el máximo tribunal, sino que se haya dado a conocer, y debe prevalecer la impunidad en razón de la que, supuestamente, gozan sus detractores, no obstante la obligación constitucional del mandatario para que no la haya para nadie. Difícil imaginar una forma más grosera de despreciar la rendición de cuentas, justificar la corrupción y reconocer el uso político de la justicia.

Se confirma que, para la presente administración, lo de menos es la integridad de funcionarios, legisladores o jueces, ni siquiera parece importarle los resultados que obtengan en función de objetivos y responsabilidades legales. Lo fundamental es que sirvan a la voluntad suprema, es decir, ser fieles y obedientes al Presidente. Si en eso cumplen, pueden despreocuparse.

Hugo López-Gatell tuvo uno de los peores manejos de la pandemia en el mundo y se mantiene en el cargo. El tribunal electoral sancionó conductas delictivas de Delfina Gómez y siguió al frente de la SEP hasta que la destaparon candidata. Le brotaron decenas de propiedades a Manuel Bartlett y su compañera de vida desde hace más de dos décadas y lo absolvieron con argumentos pueriles. Se descubre quebranto de 10 mil millones de pesos en Segalmex y sólo transfieren a su titular, Ignacio Ovalle, a un cargo en Segob.

En ese tenor, Yasmín Esquivel asegura ser la víctima del plagio y de un complot para frustrar sus aspiraciones a presidir la Corte, donde ha respaldado permanentemente las posiciones del Ejecutivo. Dice que empezó a redactar la tesis en 1985, la cual presentó dos años después, y que le robaron su “proyecto”. Pero la versión es inverosímil, pues del proyecto a la tesis hay mucha redacción de por medio y los textos son casi idénticos. Tuvo que haberla terminado completa con al menos un año y medio de anticipación y no moverle nada. En realidad, lo que se vislumbra es venta de tesis, pues ésas y otras dos posteriores, también plagiadas, fueron dirigidas por la misma persona.

Pero el Presidente dio credibilidad a lo dicho por la ministra que él propuso y esposa de su amigo contratista José María Riobóo, diciendo que “habría que ver quién copió a quién”, emplazando a la UNAM a resolver la cuestión. La presión sobre la institución para que, a costa de su prestigio, tire un salvavidas a esta mujer tan poderosa es evidente. Pero el dilema ético y político es todavía mayor para la SCJN. ¿Admitirán en su seno la trampa, la mentira y la fabricación para no confrontarse con el Presidente, sacrificando la reputación del colectivo que tiene la última palabra en las controversias? ¿De ese tamaño es el blindaje del obediente?

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