Agencias
Dos millones de dólares fue la suma que Joaquín “El Chapo” Guzmán entregó para asegurar su protección dentro del penal de Almoloya de Juárez. Pero este no fue el único pago que hizo al coordinador general de Contrainteligencia del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), Genaro García Luna. Asegurar que el líder del Cártel de Sinaloa estuviera “cómodo” y continuara operando desde prisión tuvo un costo millonario.
Pocos fueron los funcionarios que pudieron interactuar con El Chapo Guzmán, y entre ellos se mencionan a Genaro García Luna y Luis Cárdenas Palomino, según relatos de Dámaso López Núñez y José Luis Reyna, recopilados por el periodista Jesús Lemus en su libro “El Licenciado”.
Durante estos encuentros, El Chapo Guzmán habría ofrecido 100 mil dólares mensuales a García Luna a cambio de comodidades mientras estuvo encarcelado. Se cree que estos pagos se realizaron durante los dos años y medio que Guzmán estuvo en Almoloya de Juárez, en el Estado de México, y posteriormente continuaron cuando fue trasladado al penal de Puente Grande, Jalisco. Esta situación se mantuvo hasta que finalmente decidió escapar.
Si se concretaron todos estos pagos de manera puntual, durante los más de siete años que Guzmán estuvo en prisión, habría entregado nueve millones de dólares a Genaro García Luna. Además, cuando se preparaba para dejar la prisión de máxima seguridad, Ismael “El Mayo” Zambada negoció un pago adicional de otros cinco millones de dólares. En total, se estima que el ex secretario de Seguridad Pública del presidente Felipe Calderón habría recibido 16 millones de dólares.
El Chapo Guzmán fue capturado en 1993 y trasladado a Puente Grande en 1995. Durante su estadía en este penal, conocido por su seguridad, se le describió como “el rey de la prisión”. Según información revelada en el libro “Emma y las otras señoras del narco”, escrito por la periodista Anabel Hernández, Guzmán y Héctor “El Güero” Palma vivían una vida lujosa y llena de excesos en el interior de la cárcel.
Se dice que eran adictos a las drogas y al sexo, compitiendo por ver quién podía mantener relaciones más prolongadas y con más mujeres. Incluso traían prostitutas desde afuera, y cuando eso no era posible, recurrían a enfermeras, empleadas de limpieza y cocineras del penal.
El encargado de asegurar que el acuerdo entre El Chapo Guzmán y Genaro García Luna se cumpliera era Dámaso López Núñez, alias “El Lic”. Este ex comandante de la Policía Judicial Estatal y ex agente del Ministerio Público de Sinaloa fue designado como jefe de custodios del Penal de Puente Grande a finales de 1995.
La fuga de Guzmán, realizada según la versión oficial en un carrito de lavandería, o según otros testimonios, disfrazado de policía, ocurrió mientras García Luna ya había ascendido en su carrera policial. Aunque aún no era conocido como el “súper policía”, estaba a cargo de las labores de inteligencia para el control de los penales. Estas tareas, originalmente responsabilidad de la Secretaría de Gobernación, terminaron en sus manos debido a su creciente reconocimiento. Esto le llevó a negociar con criminales a cambio de millones de dólares, situación por la que ahora está detenido en Estados Unidos.