Nos duele la muerte de una persona que solo quería la paz, quería ir bien para su pueblo: Arzobispo.
“México es un país violento, México es un país lamentablemente inseguro”. Con esas palabras, el arzobispo de Durango, Faustino Armendáriz Jiménez, lanzó un enérgico mensaje tras el asesinato del alcalde de Uruapan, Michoacán, Carlos Manzo Rodríguez, ocurrido la noche del sábado durante una ceremonia de velas.El jerarca católico hizo una denuncia moral contra la violencia que ha consumido al país.
“Nos duele la muerte de una persona que todo lo que quería era la paz”, expresó Armendáriz.
“Ahí está alguien que pidió ayuda, que abogó por su comunidad, que con respeto denunció… y al final su destino fue la muerte, como fruto de sus denuncias”.
El arzobispo recordó que Manzo Rodríguez fue un hombre con una actitud profética, que “quería el bien para su pueblo, que pedía que se erradicaran los grupos criminales y que su municipio viviera en paz”, pero que fue asesinado frente a su familia y su gente, el mismo pueblo que buscó proteger.
Con tono de reclamo, el jerarca llamó a las instituciones a asumir su papel frente a la violencia:
“Lo único que queremos es paz en nuestras entidades. Las instituciones tienen la obligación de buscar estrategias y caminos eficientes, no solo decirlo, sino actuar”.
Una muestra de que todo México es violento Armendáriz advirtió que el peligro se ha extendido por todo México.
“Ya en cualquier lugar hay riesgo, incluso para viajar. México es un país violento, un país lamentablemente inseguro”, señaló.
Su mensaje no se limitó a la tragedia de Michoacán. Fue también una reflexión sobre el país entero, donde la violencia se ha normalizado y la muerte dejó de sorprender.
Desde Durango, la Iglesia se sumó al clamor que atraviesa México: el grito de un pueblo que solo pide paz.
