Por Gonzalo Martínez
El pasado miércoles, en Ciudad Juárez, Chihuahua, un grupo de migrantes, ansiosos por solicitar asilo político en Estados Unidos, derribó con determinación la malla que les impedía el paso hacia la puerta 36 a lo largo del río Bravo.
Con empujones y determinación, estos migrantes, esperanzados en encontrar refugio, derribaron la malla protectora y el alambre de púas que se alzaba ante ellos, desafiando una barrera de tres metros de altura.
A pesar de haber sido contenidos previamente por la Guardia Nacional de Texas, estos migrantes no se rindieron. Informes locales revelan que durante la noche excavaron estratégicamente hoyos para sortear el alambre de púas y así cruzar a Estados Unidos.
La mañana siguiente trajo consigo un cambio de escenario. Los militares, incapaces de detener la determinación de los migrantes, optaron por organizar su recepción. Múltiples camiones de pasajeros llegaron al lugar para transportar a estos individuos, quienes, tras proporcionar sus datos, fueron subidos a los vehículos con la esperanza de un nuevo comienzo.