Por Ángel Castillo
Seis mujeres indígenas de la comunidad Rarámuri de Chihuahua han dejado al mundo boquiabierto con su participación en la carrera de resistencia “The Speed Project”, desafiando no solo los límites físicos, sino también los estereotipos arraigados.
Verónica Palma, Ulisa Fuentes, Isadora Rodríguez, Lucía Nava (quien recientemente dio a luz hace tres meses), Rosa Para y Argelia Orpinel, miembros del grupo “Ra Ra Ra”, no solo participaron en esta exigente carrera, sino que lo hicieron con un estilo distintivamente propio: con sus huaraches típicos, una muestra de su herencia cultural y su conexión con la tierra.
Según el Instituto del Deporte de la Ciudad de México, cada una de estas intrépidas corredoras completó 35 millas sin detenerse, enfrentando el desafío de día y de noche. Mientras una de ellas corría, las otras aprovechaban para hidratarse y descansar, demostrando un espíritu de equipo y solidaridad admirables.
El equipo, compuesto por estas valientes mujeres rarámuris, logró conquistar el tercer lugar en la exigente maratón “The Speed Project”. Su determinación y resistencia las llevaron a completar la ruta de 340 millas en un impresionante tiempo de 52 horas con 22 minutos, sin un solo descanso significativo.
El impacto de su hazaña trascendió las fronteras de la competencia, atrayendo el apoyo y la admiración de seguidores de todo el mundo. Uno de ellos expresó en Instagram: “Su fuerza y determinación son realmente inspiradoras. Gracias por compartir la cultura de la Sierra Tarahumara con nosotros y hacernos conscientes de lo que es posible”.
“The Speed Project” no es una carrera convencional. Con un recorrido que abarca desde el muelle de Santa Mónica hasta el letrero de bienvenida de Las Vegas, esta carrera de relevos pone a prueba la resistencia de los equipos en un terreno extremadamente desafiante, desde el abrasador Valle de la Muerte hasta los impredecibles elementos climáticos.
La participación de estas mujeres rarámuris no solo destaca su impresionante capacidad atlética, sino que también sirve como un recordatorio poderoso de la riqueza cultural y la fortaleza de las comunidades indígenas de México. Su legado perdurará como un faro de inspiración para futuras generaciones, demostrando que los límites solo existen para ser desafiados y superados.