“La Durangueña”, anteriormente, sacaba entre 100 y 200 kilogramos de tortillas diarios para el medio rural, actualmente, el sustento son las ventas del día, por lo que cerrar la tortillería es una opción a considerar.
Por: Areli Noriega.
La industria de las tortillerías en Durango está en crisis, tortillerías que han pasado a lo largo de las décadas en la capital se están viendo en la necesidad de cerrar sus puertas por la falta de consumo, es decir, bajas ventas. El trece de octubre de 1969, el Señor Díaz Rosales, comenzó a trabajar en la tortillería “La Durangueña” con tan solo entre 16 y 17 años de edad, negocio que está ubicado en la Zona Centro de la capital.
El señor Díaz, recordó que en aquellos años habían muchas tortillerías y que cada una de ellas funcionaba en su totalidad, “antes si era funcional, había mucha gente aquí, muchas vecindades, funcionaban muy bien las tortillas”, recordó. Con la llegada de la comida rápida, el consumo de la tortilla disminuyó, “ya cambió mucho los hábitos alimenticios, yo lo estoy viendo en la gente normal, la gente está muy obesa, precisamente, por esas cenas”, aseguró, afirmando que las tortillas pasaron a segundo término y no son parte de la dieta de las personas.
Desde hace un año y medio, las ventas de la tortilla decayó más de lo esperado, “para que esto funcione, tienes que sacar tortilla de aquí a las tiendas, es como regalar tu trabajo”, sin embargo, no a todas las tortillerías les funciona esta estrategia, a esto se suma la llegada de los supermercados, asegurando que la sociedad siempre busca lo rápido y lo más barato.
Para Díaz Rosales, sería lamentable que este negocio cerrara sus puertas a la ciudadanía, “yo me aferro aquí, le tengo un valor sentimental porque aquí inicié, hace tantos años cuando yo era muchacho”, si bien algunos compañeros de los que residían en esta zona han migrado a otros lados para mantener sus ventas, el señor Díaz no piensa moverse de este lugar “le vamos a dar hasta que no pueda”.
A inicios solo vendían tortillas y frijol, ahora para que esto funcione, se tienen que meter otros productos de cocina, “en todas las tortillerías esto es básico”, explicó, pues en su negocio, a un lado de la báscula, podemos encontrar platillos de comida listos para recalentar, salsas, totopos y más.
Las nuevas generaciones no tendrán el recuerdo de formarse por las tortillas y comer un taco de sal mientas esperan, Díaz nos platicó que tiene clientes que desde niños se formaban y les ofrecían su taquito, recordando esos momentos con nostalgia, “nada es tan fresco y tan original como ir a la tortillería”, finalizó.
