Excélsior
Para los mexicanos en particular, los refranes son muy comunes, pero su origen no es muy claro, por principio de cuenta habrá que definir ¿qué son?, pues de acuerdo con el Diccionario de la Real Academia Española, un refrán es un “Dicho agudo y sentencioso de uso común”.
Ahora bien, en nuestro México, hablar de un refrán es hablar de una frase de forma más o menos fija, generalmente rítmica o rimada, y dan un consejo o sacan una moraleja.
Archivos históricos señalan que los primeros refranes escritos, se remontan a la Edad Media. Algunos ejemplos son la obra Refranes del Marqués de Santillana, El Arcipreste de Hita en Libro de buen amor, o el Libro de los Exemplos del Conde Lucanor.
Pero quizá uno de los más emblemáticos y famosos son los del Don Quijote de la Mancha, obra de Miguel de Cervantes, donde existen una serie de refranes que el autor pone en boca del escudero Sancho Panza.
Ahora bien, la llegada de estos dichos a México se remonta al encuentro de la cultura europea y la indígena durante la Conquista y la época colonial.
Entre los refranes más comunes están: “De tal palo, tal astilla”; “El que se fue a la villa perdió su silla”; “Agua que no has de beber, déjala correr”; “Árbol que nace torcido jamás su tronco endereza”; “El que nace para maceta de corredor no pasa”; “A río revuelto ganancia de pescadores”; “A caballo dado no se le ve colmillo”; “Al que madruga, Dios le ayuda”; “Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente”, entre otros.
Origen y uso de los refranes mexicanos
Leave a comment