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Una petición online con cerca de 150 000 firmas insta al presidente Macron a reconsiderar la idea de reemplazar las icónicas vidrieras de la catedral, incendiada en 2019 y programada para reabrir en diciembre de 2024.
A través de una petición online que ya cuenta con casi 150 000 firmantes, los ciudadanos franceses están solicitando al presidente Emmanuel Macron que revoque su decisión de sustituir las históricas vidrieras de Notre Dame, salvadas del incendio que asoló la catedral en 2019, por otras más contemporáneas.
El proyecto de restauración de la imponente catedral, que ha ido recuperando lentamente los elementos perdidos durante el incendio de abril de 2019, ha desencadenado una serie de controversias a medida que avanza.
El primer punto de desacuerdo surgió durante la construcción de la nueva aguja, que reemplazó a la erigida por el arquitecto Viollet-le-Duc en 1859, derrumbada en las llamas. Las objeciones se dirigieron hacia el uso de plomo en su construcción, considerado perjudicial para la salud.
Ahora, la controversia se intensifica debido a la posibilidad de perder elementos históricos en favor de la modernización. La idea de reemplazar las famosas fachadas –seis capillas en la fachada sur– por otras de aspecto moderno proviene del arzobispo de París, monseñor Laurent Ulrich, a quien se le atribuyen “deseos de grandeza”.
Hace unos días, el periodista y fundador de La Tribune de l’Art, Didier Rykner, lanzó una petición online para que Macron no proceda con el reemplazo de las icónicas fachadas. La adhesión a la propuesta ha crecido rápidamente y cuenta actualmente con casi 150 000 firmas de apoyo.
Rykner confía en el poder de la opinión pública francesa para oponerse al cambio de las vidrieras de mediados del siglo XIX, concebidas por Eugène Viollet-le-Duc.
El periodista también expresó su indignación por la manera en que el presidente francés anunció la idea de cambiar esta obra icónica de Notre Dame el pasado 8 de diciembre, un año antes de su reapertura, dando la impresión de que pretendía dejar poco margen para protestas sobre su proyecto.
Rykner afirmó que Macron no puede tomar decisiones unilateralmente. “Estamos en democracia. Hay leyes y reglas. Sin duda, hay asociaciones en defensa del patrimonio que recurrirán a la Justicia”.
Los representantes del Gobierno, por su parte, aclararon que no fue Macron quien propuso cambiar los vitrales, sino que retomó la idea presentada en julio por el arzobispo Ulrich.
Según la presidencia, Macron se involucró activamente en la idea de lanzar un concurso entre artistas contemporáneos para presentar propuestas figurativas, siendo un jurado el encargado de decidir cuál será seleccionada.
Para aumentar la presión, Rykner entregará una carta a Macron el próximo 16 de enero, cuando ya tenga más de 150 000 firmas. Confía en la movilización mundial de los amantes de este templo, visitado por unas 13 millones de personas cada año antes del incendio.
