José Miguel Castro Carrillo
Los expertos que quieren redefinir la obesidad para mejorar la salud de millones de personas en todo el mundo, sobre todo, después de considerar que las personas con exceso de grasa corporal pueden seguir siendo activas y sanas.
Un informe elaborado por expertos advierte que se está corriendo el riesgo de diagnosticar con obesidad a demasiadas personas, y que se necesita una definición “más precisa” y “matizada” sobre este término, por lo que se debe tener en cuenta la salud general de los pacientes con exceso de grasa, en lugar de limitarse a medir su índice de masa corporal (IMC).
A los que padecen enfermedades crónicas causadas por su peso se les debe diagnosticar “obesidad clínica”, pero a los que no tienen problemas de salud se les debe diagnosticar “obesidad preclínica”.
Se calcula que más de mil millones de personas padecen obesidad en todo el mundo, por lo que existe una gran demanda de medicamentos para adelgazar.
La obesidad es un espectro, ya que algunos la padecen y consiguen llevar una vida normal, funcionar con normalidad, mientras que otros no pueden andar ni respirar bien, o van en silla de ruedas y tienen graves problemas de salud.
Hay una diferencia entre las personas con exceso de peso que pueden hacer actividad física y llevar una vida sana y aquellas que no, por lo que se insta a “reformular” el concepto de obesidad para distinguir entre los pacientes con una enfermedad y los que permanecen sanos, pero corren el riesgo de padecer enfermedades en el futuro.
Actualmente, en muchos países, la obesidad se define como tener un IMC superior a 30, una medida que estima la grasa corporal en función de la estatura y el peso, sin embargo, el IMC no revela nada sobre la salud general del paciente, y no distingue entre músculo y grasa corporal ni tiene en cuenta la grasa más peligrosa alrededor de la cintura y los órganos.
Los expertos abogan por un nuevo modelo que tenga en cuenta los signos de obesidad que afectan a los órganos del cuerpo, como las cardiopatías, la disnea, la diabetes de tipo 2 o el dolor articular, y su impacto perjudicial en la vida cotidiana.
Esto indica que la obesidad se ha convertido en una enfermedad clínica y necesita tratamiento farmacológico, pero las personas con obesidad preclínica, en lugar de fármacos y cirugía, se les debe ofrecer consejos para perder peso, asesoramiento y seguimiento para reducir las posibilidades de que aparezcan problemas de salud.
La obesidad es un riesgo para la salud; la diferencia es que para algunos también es una enfermedad, por lo que hay quienes consideran sensato redefinirla para conocer el nivel de riesgo en una población amplia, en lugar de la actual “imagen borrosa de la obesidad”.
El cociente cintura-estatura o la medición directa de la grasa, junto con un historial médico detallado, pueden ofrecer una imagen mucho más clara que el IMC, por lo que el nuevo enfoque permitirá que los adultos y niños obesos “reciban una atención más adecuada”, al tiempo que se reduce el número de sobre diagnósticos y tratamientos innecesarios.
En un momento en que se prescriben a gran escala fármacos que reducen el peso corporal hasta en un 20%, este replanteamiento de la obesidad es tanto más relevante dado que mejora la precisión del diagnóstico.
Distinguir entre obesidad preclínica y clínica seria “un paso vital” y “pondría de relieve la necesidad de identificar e intervenir precozmente”, al tiempo que se brinda la atención adecuada a los pacientes cuya salud ya está gravemente afectada., lo importante es poner atención en nuestro cuerpo y a lo que nos dice cada órgano y parte que lo compone.