Tuve miedo de morir y ver morir a mucha gente: duranguense que vivió Otis

Enrique Saenz
Enrique Saenz 28/10/2023
Updated 2023/10/28 at 3:38 PM
Vilma recordó que llegaron con gran entusiasmo a la convención, conocían de la probabilidad de un huracán categoría 1, por lo que no se pensó nunca en suspender el evento, como tampoco nadie se imaginaba que iba a trascender a categoría 5 en cuestión de unos momentos.

Por Martha Casas

Durango, Dgo.

“Tuve miedo de morir y miedo a que muriera tanta gente, me sentí en shock, no pude hablar por un día, solo veía como todo lo que estaba alrededor era tragedia y era desastre… y no asimilaba como un huracán causó tantos destrozos, tanto dolor”, dijo con un nudo en la garganta Vilma, duranguense que había acudido a la Convención Internacional de Minería en compañía de su esposo y que relató el calvario que fue vivir en carne propia los momentos en que Otis tocó tierra y destrozó Acapulco.

Vilma recordó que llegaron con gran entusiasmo a la convención, conocían de la probabilidad de un huracán categoría 1, por lo que no se pensó nunca en suspender el evento, como tampoco nadie se imaginaba que iba a trascender a categoría 5 en cuestión de unos momentos.

“Minutos antes a través de un mensaje ya me habían advertido que iba a subir a categoría 5 y le dije a mi esposo que nos saliéramos del cuarto, pero él estaba dormido… a las 12:41 de la noche ya no salieron los mensajes del teléfono, ya no había comunicación, se oía el aire fuertísimo, entonces me empecé a asustar y a desesperar, estábamos en el quinto piso y a los minutos, el hotel se tambaleaba de un lado a otro y en cada movimiento pensaba que se iba a caer, afuera se escuchaban gritos de auxilio, a varias personas casi se las llevaba al aire y se escuchaba como se rompían vidrios y como todo Acapulco se estaba derrumbando”, detalló.

Comentó que como pudieron, ella y su esposo atoraron una de las camas en la ventana para protegerse y la otra cama la acomodaron entre el baño y el clóset que era aparentemente el lugar más seguro, ahí vivieron las tres horas más difíciles de su vida, momentos en que el pánico se apoderó de ellos.

Después de eso, Vilma relató que no podía parar de llorar y de sentir ese miedo de morir y de ver que la gente afuera estuviera muriendo, cerca de las 4:30 finalmente dejó de llorar y la venció el sueño.

“Quedé en shock, al día siguiente salí y vi como todo Acapulco se había caído, volteaba y veía a las personas, sus caras tristes, asustadas, preocupadas, es como si hubiera estado dentro de una película como la del Titanic”, dijo con la voz quebradiza de recordar esos momentos.

A SALVO

Contó que a ellos los resguardaron en un lugar seguro durante las próximas horas al huracán, ahí mismo en el hotel ellos sí tuvieron la oportunidad de recibir alimentos al día siguiente.

Pero en gran parte de Acapulco no había agua, no había luz, no había comida ni comunicación y triste y sorprendentemente la gente empezó a comportarse con gran desesperación, hombres y mujeres en las calles con hachas, con machetes, con bats, con armas de fuego, estaban asaltando, estaban saqueando las tiendas, los restaurantes, los hoteles, dijo que afortunadamente a ellos los sacaron antes de que el hotel fuera atracado.

Tampoco había gasolina, ni gas, incluso señaló que hubo personas que vendían a mil pesos el litro de combustible, personas que tenían guardado para echar a andar sus generadores.

Las personas de las minas consiguieron 18 camiones que estaban destrozados, pero funcionaban y ahí trasladaron a gran parte de los asistentes a la convención.

“No sé cómo describirlo, pero es claro que mucha gente, aunque físicamente no estaba golpeada, sí se vivió un shock y un trauma, había personas que no querían salir del hotel, yo misma lloré y lloré de miedo, no podía ni hablar”, dijo todavía con angustia, después de eso no pudo conciliar el sueño ante los nervios y la preocupación que le invadía.

Al preguntarle si tuvo miedo de morir en algún momento de este trance, respondió, “sí, sí tuve miedo de morir y que muriera tanta gente, mi esposo y yo entre ellos”.

Después de ver todo devastado y tras horas, “pudimos salir y ya cuando cruzamos el río que estaba obstruyendo es cuando me sentía salvo y en el camión donde iba estaba empapado, goteaba, pero aun así finalmente me quedé dormida”.

Ahora Vilma es una de las duranguenses que logró salir de esa situación y se encuentra ya en su casa, tristemente con el mal recuerdo y el deseo de haberse quedado para ayudar a todas esas personas que están en desgracia.

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