Por: Karmina Vargas

Hace unos días tuve el honor de ser invitada como representante de Contexto de Durango a conocer el nuevo Hospital del Niño 460. Fue una experiencia especial, no solo por la importancia del evento, sino también porque estuve acompañada de compañeros y amigos de mi papá, a quienes me dio mucho gusto saludar y agradecer por su trato, junto con Aarón, director de Comunicación Social del municipio.Pero lo más emocionante llegó al recorrer el hospital.
Para mí, fue algo nuevo, pues recientemente asumí la dirección de este medio de comunicación. Me sorprendió la planeación detrás de este proyecto, la ubicación estratégica y cada detalle que nos explicaron el doctor Aguilar y el alcalde Toño Ochoa. Lo más importante es que esta obra ya es una realidad: un espacio digno para la salud de los niños de la capital, del estado e incluso de entidades vecinas.


Durante nuestra visita, algo que comentamos entre los presentes fue lo valioso que es ver al gobierno municipal involucrarse en temas fundamentales para la calidad de vida de la gente. Es importante que no solo se enfoquen en lo básico, como la pavimentación de calles, el alumbrado público o el cuidado de áreas verdes, sino que también atiendan aspectos esenciales como la salud, la alimentación y la vivienda.
Porque además de ser responsables de que la infraestructura del municipio esté al 100%, también deben velar por el bienestar integral de la población, y este hospital es un claro ejemplo de ello.


Las instalaciones son amplias, modernas y de primer nivel. Tanto que lo comenté con mi esposo, quien es médico, y coincidimos en que es un proyecto del que los duranguenses debemos sentirnos orgullosos. Este hospital es la prueba de que cuando hay compromiso y trabajo en equipo, los sueños pueden volverse tangibles.
Hace tres años, esto era solo un proyecto en papel, y hoy es un hecho, una obra terminada que beneficiará a muchas familias.Además, el equipamiento estará a cargo del gobierno estatal, lo que demuestra que cuando los gobiernos trabajan juntos con una visión clara, se pueden lograr grandes cosas.


Eso es lo que necesitamos: obras concretas, no solo promesas. Que los sueños se conviertan en realidades palpables, que inicien como una visión y terminen materializándose para el bien de la sociedad.
