Raymundo Canales de la Fuente
Nunca me imaginé verme en la necesidad de escribir líneas como éstas, hablando de la realidad presente en mi país. En la reciente semana trágica fuimos testigos de hechos que erizan la piel por el inenarrable horror, producto de la crueldad más extrema de la que es capaz el ser humano. Veracruz, gobernado, por cierto, por un señor perteneciente a la llamada 4T, se ha transformado en uno de esos lugares sin orden ni ley vigentes, hasta el extremo de encontrar congeladores horizontales, de ésos que se utilizan para la preservación de alimentos a temperaturas diez grados por debajo del punto de congelación del agua, repletos de segmentos de cuerpos humanos. Al inicio, la prensa mencionó que se trataba de 34 cuerpos, pero, en las horas siguientes, el inútil gobierno local aclaró que quizá eran poco más de 14, como si eso disminuyera el impacto de lo que estábamos viendo.
- Por supuesto se trata de cadáveres que son consecuencia de actos ilegales, es decir, fueron asesinados por el crimen organizado que campea en la región, probablemente gobernando alguna parte del estado. De forma general, entendemos que cuando los criminales asesinan, la reacción inmediata es tendiente a deshacerse de los cuerpos porque son prueba inequívoca de sus delitos, pero en el presente caso, decidieron su conservación en dichos congeladores, lo que nos conduce a una primera conclusión evidente: los perpetradores tienen la certeza absoluta de que no se verán afectados en absolutamente ningún aspecto de su vida cotidiana, nadie los va a perseguir y mucho menos a conducir frente a la justicia. Tal nivel de certeza traduce que son ellos los que ejercen la autoridad en la región o en su defecto, poseen control total sobre autoridades de paja que funcionan como sus empleados. Cualquiera de ambas posibilidades resulta lamentable y significan francamente un estado fallido.
La siguiente pregunta es todavía peor, es decir, tenemos que preguntarnos necesariamente acerca del objetivo que persiguen los delincuentes para preservar de esa manera los cadáveres, y la respuesta es una sola: la intención es que sirvan de alimento. Podemos especular que, no necesariamente serían usados como alimentación humana, podrían ser utilizados para alimentar alguna de esas grandes fieras que son del gusto de los narcotraficantes, como leones africanos o tigres de bengala, pero no hay elementos para descartar la antropofagia como explicación. De hecho, existe algún ensayo reciente de Claudio Lomnitz que habla del consumo de carne humana en diversas circunstancias de la vida de las organizaciones criminales en México; de cualquier manera, tenemos también la certeza de que todo quedará en especulaciones, porque los gobiernos estatales y federal actuales han mostrado una incapacidad supina para combatir el delito o conducir a los delincuentes a la justicia.
- El Presidente toma café muy temprano todas las mañanas, según él para pacificar al país, pero el resultado es un panorama mucho peor respecto al inicio de la administración, mientras el gobernador veracruzano emplea su tiempo haciendo chistes malos en los medios de comunicación.
No podemos esperar más tiempo. Es momento de exigirles que se pongan a trabajar.
