Dentro del marco del Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, el 26 de junio, drogas como las metanfetaminas y fentanilo ha aumentado su consumo considerablemente en México.
Por: Areli Noriega.
Entre 2013 y 2023, el consumo de las metanfetaminas en México subió un 416%, dio a conocer Nadia Robles, directora de Coordinación de Programas Nacionales de la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones (Conasama), de esta manera, se convierte en la droga que ha afectado a jóvenes y adultos que buscan tratamiento.
Son 25 estados de México en donde los patrones de demandas de atención y tratamiento han sido similares, “en 2023 ingresaron 179 mil 342 personas a tratamiento y, de éstas, 49% (91 mil 464) solicitó atención primordialmente por uso de metanfetaminas”, explicó la titular.
El día de ayer, la titular de Conasama, ante autoridades de la Secretaría de Salud y de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, dijo que las personas que experimentan en un principio con alcohol y tabaco, incluso cannabis, “llama la atención que al menos 7 por ciento lo hizo directamente con metanfetaminas”.
Cabe resaltar que esta droga está presente en población muy joven, incrementando así los riesgos de afectaciones en la salud mental.
Es importante resaltar que por cada 5 hombres que ingresan a tratamiento, solamente una mujer lo hace, para este pequeño porcentaje, el uso de alcohol, cannabis y tranquilizantes suelen resaltar en el consumo de ellas. Por otra parte, Robles añadió que drogas como el fentanilo también presenta un incremento continuo en el norte de México, principalmente.
Finalmente, Robles explicó que se brindó apoyo a 159 mil 814 personas en la red de centros de atención, mismos que parte fundamental de sus problemas son la ansiedad y depresión, esto gracias a los datos arrojados por el Observatorio Mexicano de Salud Mental y Consumo de Drogas.
El comisionado Nacional de Salud Mental y Adicciones (Conasama), Juan Manuel Quijada Gaytán, comentó que la prevención es esencial para reducir daños y, en México, por un par de décadas se dejó de hacer trabajo en esta materia desde la salud pública.
