JUAN EMIGDIO, POETA DE ORO

Amaury Carrola
Amaury Carrola 03/09/2024
Updated 2024/09/03 at 10:33 AM

José Miguel Castro Carrillo

Con una labor creativa de 50 años, Juan Emigdio Pérez Olvera, es un poeta de oro que, en símil de una moneda, ha enmarcado su vida y su tierra dentro de la literatura, mientras que, por la otra cara, se ha destacado como un profesionista dedicado conocedor de la contaduría.

Tuve la oportunidad de convivir estrechamente con él en la Dirección de Pensiones, en donde conocí su interés no sólo por la contabilidad, sino también por las letras.

Juan Emigdio nació en la localidad de Francisco I. Madero en el municipio de Pánuco de Coronado, siendo sus padres el capitán de caballería del ejército mexicano, Juan Pérez Bernal, y su madre, Luz Olvera Olvera.

De su primera infancia recuerda la hermosa placita del pueblo donde nació ya que a temprana edad se trasladó a la ciudad de Durango, y fue en la escuela Guadalupe Victoria en donde al leer una poesía de Amado Nervo fue donde se despertó el espíritu creador de las letras que hasta la fecha lo acompaña.

Ha sido una persona amable, inteligente y perseverante para lograr los objetivos que siempre se ha propuesto, y antes de terminar sus estudios comerciales, trabajó en una negociación de venta de muebles y aparatos eléctricos en la cual adquirió sus primeras experiencias en el diario batallar del ser humano y un salario devengado con esfuerzo.

Formó parte del equipo de Presencia Poética en Durango, primera y atrevida antología que le abrió el camino de la investigación literaria la obra poética del Siglo XX, mediante un coro de sesenta y cuatro cantores con la primera voz de Adolfo León Gómez y el agudo final de Adela Ayala.

Luego, en la Escuela Preparatoria Nocturna de la Universidad Juárez es donde se reencuentra con amigos afines a la poesía, su mente comenzó a imaginar y sus labios a deshojar versos que la mano llevó al papel para reencontrar el camino poético.

La Máxima Casa de Estudios lo acerca a poetas de renombre, con la dócil imaginación y a marcar las hojas en blanco para darle expresión al espíritu, mientras que a través de la revista “Lo Otro”, el editor José Ángel Leyva lo hizo ser otro; la Fundación Cultural Amaya publicó sus escritos en las revistas “Contraseña” y “Cantaletras”, al igual que lo hizo también Oscar Jiménez Luna en “Letras Durangueñas”.

A través de las entrevistas en los programas televisivos de “Quehacer Universitario” y “Tribuna del Viernes”, ha dado impulso a las letras que han permitido ser una huella indeleble, y en las que el propio Juan Emigdio ha dado a conocer parte de su creación literaria. Fue en la columna “Mi cuartilla a espadas”, de Alexandro Martínez Camberos, donde remarcó que “Llama Lacerada”, de Juan Emigdio, es el “mejor libro de poemas al amor, ideal y personal”.

Colaborador en la Dirección de Pensiones con un servidor, me permitió editar sus poemas “Canto de Cordillera” y “Bajo un sol infinito”, dedicados a Olga Arias Ángel Rodríguez Solórzano, donde dejó patente su gran talento y reconocimiento a los grandes de las letras en Durango.

Agradecido con la vida, a través de sus escritos ha dado cuenta de la paciencia de las calles, del barrio taciturno, de la ciudad mestiza, de sus amigos, incluso, de los participantes en el coloquio de letras y a los Institutos de Cultura, que han dado motivos para darle forma a las palabras en sus poemas, pero sobre todo a su madre, quien fue quien lo inició en sus primeras letras.

Gracias por su grato trabajo literario donde con esfuerzo, constancia, imaginación y una esclavizante vocación, ha hecho que la poesía siga como un incansable amanecer que cada día nos obsequia con un inédito poema de un sol vivo.

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