Morena

Christian Ramirez
Christian Ramirez 05/09/2023
Updated 2023/09/05 at 10:29 PM

Yuriria Sierra

Nudo gordiano

En un momento crucial de la historia política de México, la unidad se alza como una necesidad impostergable para Morena, el partido que ha liderado la Cuarta Transformación. Mañana se anunciarán los resultados de la encuesta que define la elección interna para definir al candidato o candidata presidencial de este partido, y es imperativo que los líderes Marcelo Ebrard y Adán Augusto reconozcan (como todas, prácticamente todas, las encuestas desde hace un año prevén) el triunfo de Claudia Sheinbaum, como la persona que dará rumbo a los valores y principios de su movimiento.

El pleito interno en Morena podría ser un arma de doble filo. Por un lado, la competencia y el debate son saludables en cualquier democracia robusta. Aunque lo cierto es que ningún partido político que no sea Acción Nacional (y de manera cerrada sólo a sus militantes y muy controlada) ha llevado a cabo elecciones primarias para decidir quién encabezará su candidatura presidencial. Pero, por otro lado, si esta lucha interna se convierte en una guerra encarnizada, el principal beneficiario será la oposición. Es un hecho que los sinsabores y divisiones en Morena serán capitalizados por la candidata ungida del Frente Amplio por México, Xóchitl Gálvez.

La polarización y las divisiones internas sólo debilitarían a Morena y le darían una ventaja innecesaria a la oposición. En lugar de eso, es hora de cerrar filas en torno a una candidata que ha demostrado su compromiso con los ideales de la Cuarta Transformación y que, sin lugar a dudas, cuenta con un respaldo significativo dentro del partido.

Marcelo Ebrard y Adán Augusto, dos figuras de peso en Morena, tienen la oportunidad de dar un ejemplo de unidad y pragmatismo político. Reconocer la eventual victoria de Claudia Sheinbaum como la candidata presidencial de su partido no sólo fortalecerá la cohesión interna, sino que también enviará un mensaje claro a la ciudadanía de que Morena está listo para enfrentar el próximo proceso electoral y que no comienza un proceso de perredización inevitable en la izquierda partidista mexicana.

La política mexicana se encuentra en un momento crítico, marcado por la polarización y la competencia feroz entre distintas fuerzas políticas. En este escenario, la unidad dentro de Morena es más valiosa que nunca. Marcelo Ebrard, un líder con una larga trayectoria y experiencia, tiene la capacidad de ejercer una influencia positiva en el proceso y en la consolidación de una estrategia coherente para las próximas elecciones.

La candidatura de Claudia Sheinbaum representa una continuidad lógica y coherente con la visión de la Cuarta Transformación y con el proyecto obradorista. Su liderazgo en la Ciudad de México ha sido destacado, con logros notables en áreas como la movilidad, el medio ambiente y la justicia social. Apoyarla no sólo es una cuestión de alineación con los principios de Morena, sino también una apuesta por una figura probada y exitosa en la gestión pública.

En un momento en que México necesita más que nunca líderes comprometidos con la transformación del país, la permanencia de Marcelo Ebrard en Morena y su apoyo a Claudia Sheinbaum son esenciales para mantener viva la esperanza de un futuro mejor. La unidad es la clave y es hora de que todos los miembros de Morena trabajen juntos para alcanzar ese objetivo.

Además: lo extraño, muy extraño, sería que la elección de Morena arrojara resultados distintos a los que han previsto durante todo un año todas las encuestas. Ahí sí sería imposible no sospechar de un dedazo de último momento…

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